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A una edad tan temprana, Jay había aprendido a ser responsable, amigable, atento, tranquilo y sobre todo a vivir solo la mayor parte del tiempo. Él sabía que sus padres eran personas importantes y siempre estaban rodeados de trabajo, en especial su madre; la CEO de DIOR que siempre estaba en llamadas telefónicas hablando de los estilos por temporada, perdiéndose día y noche por reuniones con modistas o citas en las sesiones de fotos, entrevistas o pasarelas locales, nacionales e internacionales, mientras que su padre era el CEO de Sinar Tours, donde también se dedicaba a prestarle más tiempo a sus clientes y trabajadores a través de llamadas o su presencia en la oficina para planear. La parte favorita de Jay era cuando su padre lo llevaba a trabajar con él fuera del país, pues solía viajar constantemente para encargarse personalmente de algunos detalles en los hoteles.

A pesar de que sus padres siempre estaban fuera, su abuela vivía con él y los empleados siempre rondaban por la elegante casa de los Park. Su abuela solía tener reuniones con otras personas de la tercera edad en la casa, a veces solo tomaban el té, jugaban póker, badminton, hacían yoga o estaban en la piscina criticando y presumiendo a sus hijos. Jongseong amaba a su abuela porque durante toda su infancia, lo consentía a escondidas con dulces, historietas o dormían juntos cuando el menor tenía pesadillas. Por otra parte, desde que tiene memoria comenzó a recibir educación en casa, y si no había buenos resultados, sus padres llegaban a despedir mínimo a cuatro personas por mes. Sus padres no lo odiaban, al contrario, querían verlo tener éxito como ellos, sin importar qué decidiera en su futuro, querían verlo crecer sin ser uno más entre tantos adolescentes. 

Cuando Jay cumplió los trece, no se le permitió entrar en su etapa de rebeldía, contrataron a los mejores educadores de etiqueta como si de un príncipe se tratara, aunque solo aprendió cosas básicas que lo harían ser un hombre admirable y respetuoso. Así creció Jay hasta que conoció a Yuna, la mujer más hermosa que el heredero de los Park había conocido jamás.

En su viaje a Francia con sus padres, su madre había hecho una colaboración con Chanel en una pasarela de colección de primavera-verano, donde curiosamente, la hija de la CEO era aquella delgada chica de cabello negro, fino rostro y ojos cautivadores. Fue la primera vez que cruzaron palabras, y el primer día en el que Jay supo que encontró al amor de su vida. Sus padres nunca se negaron a dejarlos tener citas, incluso el señor y la señora Park aceptaron que Jongseong asistiera a Hanlim, la prestigiada escuela a la que Yuna asistía. Por primera vez, Jay conoció el ambiente en el que los adolescentes de secundaria vivían a diario, sin embargo, solo cambió un poco, y ese cambio era empezar a tomar sus propias decisiones sin dejarse manejar tanto por sus padres.

Cuando cumplió los dieciocho empezó a salir oficialmente con Yuna, quien en ese entonces contaba con diecisiete. Ambas familias incluso se reunían para comer y cenar juntos, sus vidas estaban siendo exitosas y todos se encontraban felices hasta que el cumpleaños número dieciocho de Yuna llegó.

Recuerdos de porcelana - jaywon (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora