Día 1. 'Promise'

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Tras su largo rato en el baño, en el que reflexionó de forma distendida y concienzuda sobre las impactantes noticias que acababa de conocer, decidió que no podía seguir perdiendo el tiempo.

No podía, porque no le veía sentido a que la situación siguiera enmarañada y sin resolver entre ambos. Había pasado más de un año desde que la supuesta declaración se llevó a cabo y, durante todo ese tiempo, se había estado preguntando qué pasaba con Charlotte.

Normalmente, lo trataba de forma fría e indiferente, pero al menos le dirigía la palabra. Sin embargo, los últimos tiempos los habían llevado a una espiral de cero interacciones que no comprendía del todo. Y ahora que tenía la respuesta a toda esa incógnita sobre su comportamiento, no le parecía creíble.

Jamás había sentido un movimiento similar al del ki de Charlotte en otra persona cuando estaban cerca. Era violento, fluctuaba de forma enérgica y desprendía un aura extraña, intensa, casi explosiva. Siempre pensó que realmente lo odiaba con una intensidad fuera de lo común. Lo que nunca imaginó fue que ese ki tan masivo, tan sumamente distorsionado, significaba que estaba enamorada de él.

En realidad, tenía sentido. Si se detenía a pensarlo, Yami nunca había sido amado. Sí lo había sido como figura paterna, como mentor, capitán, maestro, familia. No era ese tipo de sentimiento, porque eso sí que lo conocía, sino que nunca había sido amado de forma romántica, en otro plano distinto del sentimiento más complejo que puede experimentar el ser humano. Así que no podía conocer cómo se comportaba el ki de una persona enamorada.

Era... desconcertante y raro. Si le gustaba a Charlotte, no entendía que ella, teniendo un increíble arrojo y valentía en prácticamente todos los aspectos de su vida, no hubiese sido clara desde un principio. Y realmente ni siquiera podía trazar ese inicio de su sentir, pero quería averiguarlo y, sobre todo, quería saber por qué no había sido capaz de decírselo.

No le gustaba que actuara así. No le agradaba la idea de pensar que ya siempre huiría cuando él estuviera presente, que se sentaría lo más lejos posible en las reuniones para evitarlo, que le apartaría la mirada constantemente o que ni siquiera le dirigiría la palabra. Cada vez que lo pensaba, que lo notaba, una especie de quemazón inusual se empezaba a esparcir por su pecho y era algo que no quería seguir experimentando.

Recordaba bien la primera vez que la vio. Sus ojos eran tan azules que lo dejaron casi paralizado, porque le dieron la sensación de que eran cuchillas de hielo afiladas y listas para atacar. Charlotte nunca lo había tratado demasiado bien —pronto entendió que era simplemente por ser un hombre—, pero a él le gustaba sentirla cerca. Hacerla enfadar era una sensación divertida y entretenida, pero siempre supo que había algo más.

No, no podía afirmar que estuviera perdidamente enamorado de ella, pero sí que le gustaba de una forma irracional y que muchas veces no lograba comprender. Siempre le había parecido preciosa, alguien que sin duda alguna le despertaba un sentimiento de deseo bastante potente. Pero no se quedaba todo ahí. A Yami le gustaban las mujeres fuertes, lo supo desde siempre. Y cuando la veía luchando, desplegando su hermosa e increíble magia llena de rosas y espinas y siendo la guerrera espléndida que era, sentía una especie de latido intenso e inexplicable en su corazón.

Nunca le había dado demasiada importancia hasta ese momento, porque siempre pensó que lo detestaba profundamente, pero ahora todo había cambiado. Lo que no entendía bien era que absolutamente nadie le hubiese dicho que Charlotte se le había confesado y por eso actuaba más extraño de lo normal en más de un año, pero ese hecho no importaba.

Tenía que confrontarla. Tenía que saber si había alguna oportunidad, aunque fuera mínima, de acercarse de un modo más estrecho e íntimo a ella; en definitiva, de la manera en la que siempre había deseado.

Eterno | Yamichar Week 2022 🌹⚔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora