Día 6. 'Cigarette'

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Empezó a fumar como parte de una promesa, de un simbolismo y el mismo día en el que decidió que crearía una orden de Caballeros Mágicos. Era curioso y muy paradójico que alguien como él fuese a formar parte de los destacados capitanes del Reino del Trébol, porque con ello se comprometía a proteger a una ciudadanía que siempre lo había detestado todo sobre él. No le importaba demasiado, sin embargo.

Con el tiempo, el tabaco se convirtió en un vicio que no podía dejar. Incluso en las batallas, sentía como si fumar le diera más energía, aunque aquello no tenía demasiado sentido.

El conflicto surgió cuando Yami, también contra todo pronóstico, empezó a salir con una mujer que odiaba que fumara. Y sinceramente, nunca había imaginado que tendría pareja o que tendría una mínima visión de futuro con alguien, pero la vida da muchas vueltas. Para colmo, esa persona era Charlotte Roselei, la noble que siempre se jactaba de odiar a todos los hombres sin excepción.

No podía negar que la Capitana de las Rosas Azules siempre le había llamado la atención y que le gustaba mucho. Pero ante su actitud, completamente agresiva y distante para con él, había ido dejando pasar esos sentimientos porque no veía una salida posible para ellos.

Sin embargo, con el tiempo descubrió que Charlotte realmente estaba enamorada de él y que huía constantemente porque simplemente no sabía exteriorizar sus sentimientos con propiedad. Porque le daba vergüenza o algo así, le contó más tarde.

No importaba. El pasado ya le daba igual, porque quería centrarse de pleno en todos los momentos que pudiera vivir y disfrutar con ella. Porque no estaba dispuesto a perderla jamás, a dejar que su felicidad, que había descubierto hacía muy poco que también dependía de que ella estuviera a su lado para siempre, se le escapara de entre los dedos.

Desde hacía tan solo dos meses, la vida se resumía en observar su rostro dormido algunas mañanas, en hablar de cualquier asunto hasta altas horas de la madrugada o en pensar cada minuto de cada maldita hora en que amaba la forma en la que había conseguido que sonriera de manera más frecuente y genuina.

Yami no era una persona demasiado romántica o detallista, pero sí entregada. Y cuando sentía que su alma misma le exigía que diera todo lo que tenía y más a algo, a alguien, lo hacía sin más, sin pensar, dedicándose completamente a ello.

Así le había sucedido con Charlotte. No sabía si estaba siendo exagerado, si todo en su corazón era tan intenso y desbordante que la estaba abrumando, pero no podía contener lo que sentía, no podía encerrarlo. Así que simplemente se dejaba llevar, la buscaba cuando tenía ganas de verla, le decía palabras indecentes al oído en mitad de reuniones sociales importantes para divertirse con sus enfados y sus sonrojos furiosos o le sujetaba la mano de forma delicada mientras caminaban por cualquier calle del reino, porque no quería esconder algo tan especial como lo que estaba surgiendo entre los dos.

La miró mientras ese pensamiento no se iba de su cabeza. Estaba recostada sobre su pecho, con los ojos abiertos y clavados en su cara. Le sonreía tenuemente y él no pudo hacer otra cosa que acariciarle el pelo y después la espalda con toda la suavidad que sus toscas manos le permitían.

—Es increíble... —susurró sin pensar que las palabras se le deslizarían con tanta facilidad de entre los labios.

—¿El qué es increíble? —preguntó ella, algo confundida, mientras le acariciaba la mejilla izquierda.

—Nada, son solo cosas mías.

Charlotte formó una mueca de conformidad con las cejas y Yami le dio un toque rápido y juguetón en la nariz con su dedo índice, haciendo que se riera ligeramente y cerrara los ojos durante un segundo por la sorpresa.

Eterno | Yamichar Week 2022 🌹⚔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora