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JaeMin asistió a la Universidad de Cs Económicas esa mañana, luego se reunió con su mejor amigo Xiao DeJun a terminar el trabajo para la última exposición antes de las vacaciones.

— Eh, Bro, pasame la calculadora que no entiendo un pingo.

— ¡Pará pajero! Le estoy escribiendo a Lucía.

— ¿Qué Lucía?

— La minita esa que va a Economía con nosotros.

— A verla — DeJun le quitó el celular de las manos— Tiene una cara de putaaaa

— Si, ni onda igual, le escribo porque sí.

— No si re zorra, buscate otra, esa ni conviene.

— Na, aparte mirala, tiene chongo.

— Nooo, flaco, ese es re tinchooo.

— Si, si lo conozco al flaco es hijo del compañero de mí viejo.

Cuándo el trabajo concluyó, DeJun tomó las llaves de su Volkswagen Vento y se fué a casa.

— Acordate que a las 12 vengo a buscar para ir a la jodita del Mati.

— Si, mandame un WhatsApp que yo bajo.

Esa había sido la última conversación.

JaeMin revisó la agenda, solo quedaría asistir a la clase de piano y finalmente a sus cuatro horas de gimnasio.

JaeMin era un chico organizado, tenía  todo planeado en la agenda de su iPhone 13 pro max nuevo, recién regalado por su cumpleaños número 22. Para un chico como él no era la gran cosa. Porque apenas era consciente de que con solo ese celular podría alimentar a una familia de cinco por más de dos meses.

— Minie, mí amor, ya está tu lunch, vení al comedor.

La voz de su mamá. Siempre le preparaba alguna comida antes de irse a sus clases de yoga y pilates. Na sabía que probablemente solo había acomodado la comida, la empleada se habría encargado de hacer el trabajo pesado. Pero bueno, la intención era lo que contaba.

— ¡Ya voy, ma!— JaeMin eliminó el chat con Lucía, probablemente esa noche conociera a alguien mejor que esa milipili interesada.




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Palermo Killers - NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora