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Aquel día había en el ambiente una agradable impaciencia. Nadie estuvo muy atento a las clases, porque estaban mucho más interesados en la llegada de la gente de Beauxbatons y Durmstrang. Antes de lo acostumbrado, sonó la campana, Lorenzo, Blaise y yo nos dirigimos a nuestra sala común, dejamos las mochilas y nos encaminamos al vestíbulo; Snape nos comenzó a colocar en filas y nos obligó a ponernos nuestras capas.
—Nott, Beckshire, Zabini, pónganse bien las capas, ajústense la camisa y la corbata igual... Párkinson ayúdales —le sonreí como un angelito a nuestra amiga y está solo rodo los ojos fastidiada.
—Algún día Snape no les tendrá piedad y los expulsará —objeto mientras le ajustaba demasiado la corbata a Blaise quien dio un quejido
—Por eso te queremos Pans —le sonrío Lorenzo y esta le paro el dedo corazón
Bajamos en fila por la escalinata de la entrada y nos alineamos delante del castillo. Era una noche fría y clara. Estaba parado en la sexta fila junto a Blaise y Lorenzo. Pansy y Daphne estaban dos filas más enfrente que nosotros
—Son casi las seis —anunció Lorenzo, consultando el reloj y mirando el camino que iba a la entrada —¿Cómo piensan que llegarán? ¿En el tren?
—No creo —contestó el moreno a mi lado
—¿Entonces cómo? ¿En escoba? —habló de nuevo y yo miré al cielo por inercia, la vista del cielo estrellado me fascinaba
—No creo tampoco... no desde tan lejos... —explicó Draco entrando a la conversación
—¿En traslador? —sugirió Mattheo a lado de Draco —¿Pueden aparecerse? A lo mejor en sus países está permitido aparecerse antes de los diecisiete años
—Nadie puede aparecerse dentro de los terrenos de Hogwarts... ¿Cuántas veces se los tengo que decir? —Lorenzo esta vez fue quien negó esa idea
Caminamos por todo el terreno, y empecé a tener un poco de frío. Entonces, desde la última fila en donde se encontraban todos los profesores Dumbledore gritó
—¡Ajá! ¡Si no me equivoco, se acercan los representantes de Beauxbatons! —estaba sonriendo
—¿Por dónde? —preguntaron muchos con impaciencia, mirando en diferentes direcciones
—¡Por allí! —gritó uno de sexto, señalando hacia el bosque. Una cosa larga, se acercaba al castillo por el cielo azul oscuro, haciéndose cada vez más grande
—¡Es un dragón! —gritó un niño de primero de Gryffindor
—No seas idiota... ¡es una casa volante! —le dijo Matt
Cuando la gigantesca forma negra pasó por encima de las copas de los árboles del bosque prohibido, y la luz que provenía del castillo la iluminó, miré que se trataba de un carruaje colosal, de color azul pálido y del tamaño de una casa grande, que volaba hacia nosotros tirado por una docena de caballos alados enormes.
Las tres filas delanteras de alumnos se echaron para atrás cuando el carruaje descendió precipitadamente y aterrizó velozmente.
Un muchacho vestido con túnica de color azul pálido saltó del carruaje al suelo, hizo una inclinación, buscó con las manos durante un momento algo en el suelo del carruaje y desplegó una escalerilla dorada. Entonces miré a la mujer más grande que había visto en mi vida. Dumbledore comenzó a aplaudir y los estudiantes lo imitaron. Sonriendo ella avanzó hacia Dumbledore y extendió una mano.
—Mi querida Madame Maxime —dijo —bienvenida a Hogwarts
—«Dumbledog» —repuso Madame Maxime, con una voz profunda —«espego» que esté bien
—En excelente forma, gracias —respondió Dumbledore
—Mis alumnos —dijo Madame Maxime, señalando tras ella
Note que unos doce alumnos, chicos y chicas, habían salido del carruaje y se encontraban detrás de ella. Estaban tiritando, lo que no era nada extraño dado que las túnicas que llevaban parecían de seda fina, y ninguno de ellos tenía capa. Algunos se habían puesto bufandas o chales por la cabeza.
—No veo a Casiopea —hablo el rubio hacía Mattheo con una sonrisa
—Tal vez no pudo venir —se rio Mattheo pero nosotros no entendíamos a quien se refería, de igual manera no era de nuestra incumbencia
—¿Ha llegado ya «Kagkagov»? —preguntó Madame Maxime
—Se presentará de un momento a otro —aseguró Dumbledore —¿Prefieren esperar aquí para saludarlo o pasar a calentarse un poco?
—Lo segundo, me «paguece» —respondió Madame Maxime —«Pego» los caballos...
—Nuestro profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas se encargará de ellos encantado —declaró Dumbledore —en cuanto vuelva de solucionar una pequeña dificultad que le ha surgido con alguna de sus otras... obligaciones
—Con los asquerosos animales esos —susurró Draco con asco
—Mis «cogceles guequieguen»... eh... una mano «podegosa» —dijo Madame Maxime, como si dudara que un simple profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas no fuera capaz de hacer el trabajo —Son muy «fuegtes»...
—Le aseguro que Hagrid podrá hacerlo —dijo Dumbledore, sonriendo
—Muy bien —asintió Madame Maxime, haciendo una leve inclinación —Y, «pog favog», dígale a ese «pgofesog Haggid» que estos caballos solamente beben whisky de malta «pugo»
—Descuide —dijo Dumbledore
—Allons-y! —les hablo Madame Maxime a sus estudiantes, y todos se apartaron para dejarlos pasar
—Las chicas son lindas —observó Mattheo y Blaise le sonrió confirmando aquello
Al darme la vuelta y verlas mejor, eran lindas pero no demasiado. Tenían buena figura algunas, pero la única que destacaba era Fleur y la conocía bien... era algo presumida y la verdad no quería convivir con aquella chica.
Me limite a encogerme de hombros sin darle importancia a aquello y metiendo mis manos a los bolsillos de mi pantalón para enfriarlos un poco.
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𝙼𝚒 "𝙿𝚊𝚛𝚊 𝚂𝚒𝚎𝚖𝚙𝚛𝚎" 𝚗𝚘 𝚎𝚡𝚒𝚜𝚝𝚎 [𝚃𝚑𝚎𝚘𝚍𝚘𝚛𝚎 𝙽𝚘𝚝𝚝]
Fanfiction"𝕋𝕖 𝕒𝕞𝕒𝕣𝕚́𝕒 𝕕𝕖 𝕔𝕦𝕒𝕝𝕢𝕦𝕚𝕖𝕣 𝕗𝕠𝕣𝕞𝕒, 𝕖𝕟 𝕔𝕦𝕒𝕝𝕢𝕦𝕚𝕖𝕣 𝕞𝕦𝕟𝕕𝕠, 𝕔𝕠𝕟 𝕔𝕦𝕒𝕝𝕢𝕦𝕚𝕖𝕣 𝕡𝕒𝕤𝕒𝕕𝕠" Hace mucho tiempo existió una pequeña con una profecía muy importante para todo el mundo mágico, se trataba de la peq...