OO1

979 67 0
                                    

Y miró a su alrededor, las miradas curiosas estaban en él menos una, su compañera de puesto, Marano.

Caminó despacio hacía su puesto, y se sentó en él. Ningún hola, ningún como estas, ninguna palabra hacía él. Y a él no le dolía eso, ni modo, se sentía aliviado.

Recordaron lo de ayer, al mismo tiempo. ¿Por qué ellos? ¿acaso sería verdad? ¿o sería una broma muy pesada? miles de preguntas pasaron por sus mentes. ¿Qué pasaría si lo intentan? ¡no, ni pensarlo! ¿como ser novios si ni se hablan?

Además, Ross ya se había conseguido novia, la cual su nombre era Rosalie. Eran una pareja muy linda y tierna, siempre pasaban juntos los recreos. ¿Quien no se fijaría en ella? era una chica de ojos color azul, una cabellera color rubia y su cuerpo de modelo recién sacado de esa revista. Mientras que ella, estaba totalmente soltera pero no le atraía nadie y no quería sufrir por amor, no, no quería.

— Señor Lynch, ¿cual es él resultado? —Dijo la profesora, acercándose al puesto de él mismo Ross. La miró y negó con la cabeza, ni siquiera sabía en que materia estaban.

—Marano, ¿le diría el resultado a Lynch? —Y sonrío pensado que sabía el resultado, pero no se había fijado en la pizarra en toda la clase y no pensaba mirarla.

—¿100? —Y la clase río. Era obvio que no era el resultado, estaban haciendo restas y sumas sencillas, nada más, era un simple dos, no un número de tres dígitos.

—Me sorprende, Laurita. -Y luego toco la campana, todos se pararon y salieron corriendo como si su vida dependiera de ello.

El rubio se dirigió corriendo al salón de la organizadora, entro con muchísimo ánimo, esto causaría mejor concentración en sus clases y olvidaría la extrañeza de su ''relación'' con Laura.

—Hola, soy la organizadora Destino, ¿en que puedo ayudarle? —Y sonrió muy dulce. 

Esperen... ¿oyó destino?

—¿Destino? ¿ese es su nombre? —Dijo incrédulo. Ella asintió mientras sonreía de oreja a oreja, se le veía muy animada. —Bien... necesito cambiar de horario como de arte, literatura, actuación y música. ¿Puedo?

—¡Claro! toma, aquí tienes tú nuevo horario, mucha suerte, rubio. —Le pasó su nuevo horario correspondiente. Y salió muy feliz, pensando que los problemas se acabarían entre él y Laura.

—¡Hola! soy Laura, quiero cambiar mi horario a arte, música, actuación y matemáticas. ¿Puedo? —Dijo mientras ponía sus manos en la mesa, mirando impaciente a la señora.

—Uh, lo siento, matemáticas esta lleno. Es algo muy raro, siempre hay menos de 30 estudiantes y ahora hay más de 50. Solo me queda literatura, justo un puesto. —Vio a Laura atentamente.

— ¡Lo tomo! —Sonrío ella y le paso su horario. Se fue muy feliz, ya ardía de la felicidad.

Laura entro a su nueva clase correspondiente; música. ¡Amaba mucho la música! tenía un talento que se podía decir "wow".

Abro la puerta encontrándose con sus nuevos compañeros y unos no tan nuevos... miró al Rubio que estaba sonriendo pero cuando él la vio, su sonrisa se esfumo.

—¿Marano? ¿usted es mi nueva estudiante, no? ¡bienvenida! tomé asiento junto a Lynch. —Señalo al rubio de ojos miel y ella como zombie se acerco a él. Se sentó junto a la ventana y se revolvió en sus pensamientos.

Pero... ¿como? ¿acaso se seguían? ¿acaso era un juego? estaban confusos, con la mente en verdad perdida. ¿Acaso tendrían algún futuro? ¿serán los dos correspondientes? ¿cambiaría algo? ¿estaba pasando algo en su corazón? ¡no! imposible. Jamás sentirían algo y eso era seguro para los dos.

Habían momentos que se miraban a los ojos, esos ojos marrones como chocolate con esos color vainilla mezclado con un poco de miel... pero en verdad incómodos, muy incómodos. Algo estaba pasando, no sabían que era causa del destino o algo así, pero descubrirían que sería eso, ese misterio.


Laura se acercó muy molesta al rubio, el fuego ya se veía en sus ojos. Pensaba que la estaba siguiendo, pero era todo lo contrario, el destino los seguía.

—¡Hey rubio! —le grito amenazante, el se giró.— ¿Por qué me sigues? me debes una explicación y muy larga, por cierto. ¿Tienes algo contra mí? ¿te hice algo? ¡necesito saberlo! —dijo aguantándose su furia.

—¿Qué? ¿me hechas la culpa a mí ahora? tú eres la culpable, maldita. —Dijo para luego tomar su garganta y elevarla hacia la pared, ella tomaba las manos de él para sacarlas, pero no podía... la estaba ahogando. Laura, le dio una patada en la entrepierna y él reacciono. Estaba en el suelo, tomando la respiración que había, el se agacho para ayudarla. — ¡Mierda! lo lamento muchísimo, Laura, no quería...

— Púdrete, Ross. —Se paró y se fue del lugar. Ok, eso fue raro para él, nadie le había dicho una cosa así, jamás, y menos una mujer. Tenía una reputación de un chico malo pero a la vez bueno, y no quería arruinarla.

Pero no sabía que hacer...

Pero no sabía que hacer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
↺Destino→|| Raura||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora