Capítulo 12: Un profundo sueño.

360 67 12
                                    

Continuo dando vueltas por la habitación, he intentado controlar los nervios, pero comienzo a desesperar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Continuo dando vueltas por la habitación, he intentado controlar los nervios, pero comienzo a desesperar. Ha caído la tarde y para estas horas Sedrik debe sospechar que algo anda mal. Me he esforzado por escuchar los sonidos del exterior por la pequeña rendija de la ventana y a través de la puerta, capto un gran alboroto, pero nada con sentido. Advierto que hay gente entrando y saliendo de casa. Sospecho que de algún modo están preparándose para la llegada del enemigo y eso solo me pone más tensa.

Emma ha aparecido hace unas horas para traerme algo de comer, sin embargo, la mitad del sandwich continua enfriándose en mi escritorio. No pronuncio ni una sola palabra, de hecho, a penas me miro. Aún me cuesta comprender como hemos llegado a este extremo. Realmente el odio que hay entre ambas especies es tan enorme que son capaces de encerrarme como a un animal, no puedo evitar preguntarme ¿Qué harían si Sedrik y yo hubiéramos ido más allá?

Más lejos de besos y caricias, de un tierno enamoramiento, del comienzo de un romance. Ahora comprendo sus reticencias a dejarme en la reserva, por mucho qué duela admitirlo, estar aquí se está tornando peligroso. De repente alguien llama a la puerta y me tenso, nadie lo ha hecho antes, por lo que no tengo ni la menor idea de quien puede ser. Aunque teniendo en cuenta como está yendo mi día, no creo que se trate de nadie bueno.

—¿Está bien si entro? —se anuncia Caleb. Asomándose por la puerta con disimulo, o al menos todo lo discreto que puede resultar su enorme y fornido cuerpo. Advierto que a pesar de lo sucedido en el castillo, está bien. Salvo por algunos moratones. No hemos tenido ocasión de hablar de lo ocurrido, pero sospecho que no ha venido precisamente para eso.

—Has lo que quieras, he perdido cualquier derecho —respondo enfadada, cruzándome de brazos a la defensiva. No puedo fiarme de nadie, no estando en esta situación.

—Beth he venido a hacerte compañía, no a pelear —advierte sumiso.

—Lo que quiero es salir de aquí.

—¿Para verlo a él? —inquiere molesto, antes de dar un largo suspiro en busca de calma—. Te he traído algo —advierte. Entonces saca de detrás de su espalda un bonito maletín de madera, del cual ni me había percatado. Por un momento dudo, pero al final lo cojo y lo abro encima de mi cama. Se trata de un estuche repleto de material de dibujo. Ha tenido que costarle un ojo de la cara, más de lo que un mecánico se podría permitir.

—Es precioso —agradezco algo incómoda—. No tenías por qué.

—Pensé que te ayudaría a entretenerte —reconoce como si no fuera nada. Tengo la sensación de que tiene la esperanza de aprovechar mi cautiverio para arreglar las cosas entre nosotros y no sé como sentirme al respecto.

—¿Por qué me hacéis esto? —reclamo al borde de las lágrimas.

—No lo entiendes porque a penas acabas de descubrir lo que somos y él seguramente te habrá contado lo que le interesa —responde despreciativo al mencionar a Sedrik—. Pero te juro, que es por tu bien.

Latido - Criaturas de la noche I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora