Capítulo -9-

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                            Hora Ocho

–Tengo una verdad más que necesito saber– dije, sin esperar a que él aceptara.
o decir que no.

–Elegir uno. Mi boca o mi coño–

Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras esperaba su respuesta, y él miró genuinamente desgarrado por un momento.

–Coño. Quiero tu maldita boca, pero estoy no tan  imbécil. No puedo imaginar que sabría muy bien en este momento–

Él tiró de mí bruscamente hasta su regazo y rasgó mi tanga, luego arrojó el andrajosa tela a un lado y frotó mi clítoris.

–No tengo condón–

Por un momento, todo lo que pude hacer fue respirar, pero incluso en mi estado de shock no estaba a punto de perderse esto.

–Mierda, yo tampoco. Solo retírate–

Mis manos estaban temblando mientras le desabrochaba los pantalones, y cuando finalmente saqué su polla,
e estado soñando, lo quería aún más.

No había nada promedio al respecto. Estaba seguro de que era el más bonito.
La polla que había visto nunca, una que sería una modelo si eso fuera siquiera una cosa, y antes de que pudiera estar de acuerdo o protestar lo alineé con mi coño y me hundí.

–¡Santa mierda!–

–Shh– se apresuró, sosteniéndome firme y haciéndome reducir la velocidad. "

–Yo creo que estamos bien, pero no podemos rockear demasiado. Lento, gatita–

El hecho de que ronronear debería haber sido vergonzoso, pero no lo fue. yo
no podía sentir nada más que excitación.

–Sigue llamándome así, bebé– le dije.
murmuró, pero tenía razón. Estábamos en un puto ascensor que estaba atrapado
entre pisos; realmente no deberíamos habernos movido en absoluto.

Pongo a tierra mi caderas con un gemido y dejé que mi cabeza cayera hacia atrás, mi moño desordenado se desplomó hacia el lado cuando encontré un ritmo agonizantemente lento.

–Esto me va a matar–.

–¿Crees que te va a matar? Nunca he follado lento en mi vida– gruñó, apretando mis caderas e instándome un poco más rápido.

–Eres tan jodidamente mojado para mí, es una tortura–.

–¿Sí?– Reduje la velocidad de nuevo, necesitando que se derrumbara por mí como yo por él. Apreté mi coño con fuerza alrededor de él, asegurándome de que se sintiera como cada centímetro mientras subía y caía sobre su polla.

Me di cuenta de que ya lo estaba perdiendo. Agarró mi garganta, apretando como plantó sus pies y se meció, y sus gemidos se volvieron un poco más frustrados cada vez que tocaba fondo dentro de mí.

–Ven aquí– Me atrajo como iba a besarme, pero dejé caer mi cara en su cuello para detenerlo. Se sentía demasiado íntimo. Si todavía quería besarme cuando hubiéramos terminado, yo lo haría. Simplemente no así.

–Así, ¿eh, gatita? Multa. Supongo que no necesitamos sobrevivir a esto– Él
nos volteó de repente, haciendo que mi respiración se quedara atrapada en mi garganta cuando mi espalda golpeó
duro el suelo de ese ascensor.

El turno lo hizo deslizarse, pero levantó
mis piernas a sus hombros y empujó hacia adentro, luego doblé mi dolorida y acalambrado cuerpo por la mitad mientras me inmovilizaba allí y me golpeaba.

–¡Oh, mierda! ¡Joder, sí!–

Había querido esto durante tanto tiempo que podía sentir mi orgasmo se construye rápidamente. La forma dura y desesperada en que estaba follando
me dijo más de lo que su boca nunca diría, y algo sobre el hecho de que
este sexo literalmente podría matarnos hizo todo tan jodidamente caliente que
Luché por recuperar el aliento.

–¡Harrison!–

—Ahí está ella —gruñó, asfixiándome de nuevo y levantándome el culo.

–¿Crees que nos encontrarán así? Mi polla enterrada dentro de tu empapado,
¿Pequeño codicioso?–

De todas las cosas, fue esa imagen la que me envió como un puñetazo en el estómago, y me corrí tan fuerte que todo mi cuerpo tembló cuando mis uñas se clavaron en el espaldar de su cuello.

–Buena chica, joder–, gruñó, inclinándose para morder mi sostén y enterrar él mismo más profundo.

–¿Por qué diablos no estás desnudo?–
Me arrancó el sostén tan rápido que los broches se rompieron y la correa se partió. Pero la mirada en su rostro cuando vio mis pechos valió la pena.

–Mucho mejor. Ven por mí otra vez, Briella. Aprieta mi maldita polla así otra vez–

Sus dientes encontraron mi pezón y solté un ruido que nunca había escuchado
hacer antes.

–¡Harrison, maldito dios idiota!–No tenía sentido, y yo no me importaba Ya podía sentir otro edificio.

_¿Quién te dio la...¿Estás bien para follar así de bien?–.

–Nadie me lo dio, gatita. Lo tomé, al igual que te estoy tomando a ti–

Él me abofeteó lo suficientemente fuerte como para llevarme al borde y luego me sacó con un sonrisa traviesa mientras me chorreaba por primera vez en mi vida.

Se sentía tan consumido que sentí lágrimas en mis ojos y mi espalda se arqueó en el suelo implacable.

–Oh, Dios, yo solo...¡Dios mío, más!– Envolví mis piernas alrededor de él y
tiró de él sabiendo que nunca había estado tan mojada en mi vida, luego lo alcancé para devolverle la bofetada sin apenas fuerza.

–Más fuerte, Harrison! ¡Por favor!–

–Esa es mi niña buena. Tan lindo cuando dices 'por favor' para mi– Sus embestidas se hicieron más agudas, más ásperas, y le arañé la piel con una mezcla de miedo y
lujuria y pura jodida adrenalina, pero cuando se dejó caer y murmuró.

–Creo que será mejor que te asegures si quieres que me retire, gatita. Estás
jodidamente mía–

Sabía que solo tenía unos segundos para decidir. Eres jodidamente mío. Si se retirara, ¿seguiría sintiéndose así? ¿O solo sería más separarnos una vez que hayamos terminado? No quería arriesgarme, y estábamos probablemente a morir de todos modos.

–¡Maldita sea mi raza!–

Me levanté un poco y él me ahogó y me golpeó hacia abajo, martillando en mi cuerpo exhausto hasta que volví a correrme y él se estaba derramando por dentro de mí.

–Mía, gatita. Eres mia ahora–

Sentí que mi cuerpo se desplomaba contra el suelo, nuestra respiración agitada se llenaba en silencio teñido de rojo mientras la niebla se despejaba de nuestras mentes, éramos un maldito
lío, pero maldita sea, prefiero nuestra música de ascensor a la que solía
desempeñar.

–¿Cómo no morimos?–pregunté, mi mano cayendo contra mi frente
mientras el otro todavía se aferraba a él.

–Lo probé cuando sucedió por primera vez, ¿recuerdas?–dijo, besando sobre mi
piel.

–No íbamos a ningún lado–.

Sabía que esas palabras deberían consolarme, pero todas y cada una de esas besos me daban ganas de sentir esos labios en los mios y no podia concentrarme en algo más.

Debería haberlo besado cuando tuve la oportunidad.




Nota:

Holaaaaa a todos esperon que se encuentren muy bien. Por aquí el prometido capitulo. Espero que les guste mucho.

Aprovecho para agradecerles los 9k, de verdad no saben cómo lo aprecio. Los quiero un montón.

Les dejaré un capítulo extra.

Recuerda votar por la historia ❤️ también háganme saber sus dudas en los comentarios.

Los quiero un montonononon ❤️

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