Capitulo 5: Morado.

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Tiara.

Después de aquella inspiradora conversación que tuve con la tal Kira, bajé las escaleras y seguí bailando, no pude encontrar a la chica con la que estaba bailando, acabo de perder la mejor noche de mi vida. Salgo fuera del bar y respiro, el viento fresco recorre todo mi cuerpo, una mano toca mi hombro.

—¿Quieres venir? — la voz de Marco llama la atención. — Seguiremos la fiesta en la casa de la playa.

—Me voy a casa.

—Está bien, nena. — se acerca y me besa la frente. — Avísame cuando llegues.

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Me despierto por el sonido de mi alarma, estiro mi brazo para apagarla. Son las seis de la mañana, usualmente los ensayos comienzan mas tarde, pero hoy Agatha nos cito mas temprano, por mi parte deje de escucharla cuando dijo que tenia algo muy importante que contarnos, recuerdo perfectamente eso porque me quede mirando una mosca que pasaba por su cara.

Entro al cuarto de baño y me doy una pequeña ducha, me pongo una polera que es el doble de mi talla, suelo usar ropa ajustada, pero hoy no tengo ganas de estar incomoda, tampoco tengo ganas de mirar la cara de mi compañera.

No pienso llamarla líder.

Los de la banda piensan lo mismo que yo, a pesar de que Agatha llama la atención por tener su cabellera de un color negro azabache y sus ojos tan profundos como la oscuridad. Agatha comenzó a ser bastante fastidiosa cuando nos hicimos reconocidos, supongo que la fama hace que se le escapen un par de tornillos.

Llego al estudio, todos mis compañeros están sentado en distintos lados del mini escenario.

—¿Soy la última no? — pregunto y llamo la atención de todos.

—Gracias Jesús que esta de buen ánimo. — hablo Amelia, esta cansada.

Intento responder, pero Agatha se para a mi lado y posa su mano en mi hombro, cierro los ojos en señal de desaprobación. Odio que me toquen, solo un par de personas tienen el privilegio de abrazarme y con suerte.

Saco la mano, camino hasta el escenario y dejo mi estuche detrás de mi asiento.

—Bien, ya que estamos todos...— comenzó. — Quiero darles una noticia.

Todos pensamos en una gira, la ultima vez que ella estaba tan feliz fue para decirnos que tocaríamos como teloneros en el concierto mas grande de la ciudad.

Tener nuestro propio concierto es una de mis metas, tenemos bastante publico y somos una banda reconocida. Aunque solo conocen a la vocalista. Todas las presentaciones que hemos tenido se han convertido en una experiencia increíble, demasiado memorable, pero cuando terminamos nuestras canciones Agatha se roba al público, solo habla de ella y nosotros quedamos atrás.

—Ustedes saben que somos un maravilloso grupo, gracias a mí. — sonrió irónicamente.

Como si necesitáramos de ella, todos sabemos perfectamente que sin ella el grupo tendría un buen ambiente laboral, además no soy la única que le ha presentado ideas y ha sido rechazada...

—El grupo se acaba aquí.

—¿Que? — pregunte al oír lo mas importante que ha salido de su boca en estos diez minutos.

—Linda, ¿no escuchaste todo lo que acabo de decir? — Agatha se acerca a mi. — No llores nena se que me extrañaras.

—De hecho, nadie extrañara tu maldita presencia, ¿sabes lo que nos ha costado hasta dónde estamos? — estoy irritada.

Mientras la estrella siga brillando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora