Capitulo 4: Verde.

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Kira.

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(Advertencia: Este capitulo contiene temas delicados).

Mi cama se siente acogedora, me quito los zapatos y el vestido. Me acuesto boca arriba, contemplo una mancha que esta desde que llegue, cada noche la miro hasta quedarme dormida. Le mande un mensaje a Tom para que no se preocupara, apague el teléfono y me levante de la cama, doy vueltas por mi habitación, no encuentro nada que hacer, mi mente se esta empezando a nublar.

Soy realmente patética al creer que se quedaría para siempre, todas sus promesas fueron falsas, me odio a mi misma por permitir que dejara entrar lo suficiente. No soy lo suficiente para ella, nunca lo seré.

Me siento en el suelo, mi espalda esta apoyada en la pared, escondo mi cara en mis piernas, intento llorar, pero no puedo. Cuando quiero llorar tan solo las lagrimas no salen, y cuando voy caminando por la calle o hago cualquier otra cosa, las lagrimas fluyen, deje de tener el control en mis emociones cuando ella se fue.

Un recuerdo vago cruza por mi mente, estamos ambas sentadas en un parque, nuestro parque favorito. Ella esta mirando mis labios, yo la estoy mirando a ella, miro como su mandíbula se tensa y se acerca cada vez más a mí.

"Te amo" se le escapa. Fue la primera vez que lo dijo en persona, también fue la última.

Me paro rápido, todo empieza a dar vueltas a si que me afirmo de mi mueble, busco lo que escondí hace unos días. Abro y cierro los cajones desesperada, necesito parar el dolor, mi pecho me duele mas que de costumbre y los recuerdos no paran, la necesito. Busco debajo de mi cama, saco una cajita donde tengo algunas fotos y recuerdos de mis amigas, encuentro el filo de lo que estaba adentro del sacapuntas. Lo paso una y otra vez, hasta que los recuerdos paran. El dolor se concentra en mis brazos, la sangre comienza a brotar y me la limpio varias veces haciendo que las heridas me ardan.

Esto no lleva a nada, solo es un camino sin salida, nunca llegare a ser tan valiente como para matarme, aunque lo piense cada segundo de esta jodida existencia, no tengo el valor.

★★⛤⛤⛤⛤⛤⛤⛤⛤★★

Tengo media hora para llegar al bar de Tom, hablamos un rato y me contrato para ser camarera, no es el mejor trabajo del mundo, pero se gana bastante, puede ayudarme para pagar mis estudios.

Camino hasta llegar al club, ya oscureció, esta semana ha sido difícil he estado buscando trabajos y nuevos departamentos. Es una semana agotadora.

Estoy nerviosa, es la primera vez que hago esto, las personas empiezan a ingresar al bar. Los primeros en llegar se acercan a la barra, piden tragos y se sientan en las mesas que están a los costados de la pista de baile. La función de luces aun no comienza, tengo media hora para poder entregar tragos tranquila. Los camareros de aquí suelen irse por eso, las fiestas suelen llegar a otro nivel, además no soportan un no como respuesta y menos ello. Un grupo de hombres entran al bar, pasan por mi lado y me dan una mirada de pies a cabeza, es mejor no llamarles la atención porque cuando quieren algo lo consiguen.

Sigo entregando tragos y entregando otros tipos de sustancia. 

Veo de reojo a Zoe, sube las escaleras del segundo piso, se dirige al baño. Llego hace unos diez minutos empezó con un porro y luego comenzó con sus mierdas. Pidió barias copas, está bastante mal, sube las escaleras como puede y va hacia la izquierda.

Llevo mis últimos tragos a la mesa doce, la función de luces acaba de comenzar. El mejor dj de la ciudad comienza con su espectáculo, las personas se dirigen a la pista a divertirse con el ritmo de la música y con el juego de las luces neón.

No veo nada, Tom solo me dio medio turno, quiere que me aleje cuando las cosas se ponen mal, entro al baño para empleados y me quito mi camisa negra, a las trabajadoras de aquí les piden usar vestidos o camisas negras con pantalones ajustados, las demás usan vestidos ajustados y cortos. Yenifer y yo somos las únicas que ocupan camisa y pantalones ajustados, aunque los míos no lo son tanto. Mi compañera es rubia, tiene unos hermosos ojos celeste, es mas alta que yo y suele quedarse todas las noches según lo que hablamos hace unas horas, me conto que necesita este trabajo para cuidar a su hija, me mostro una foto de la niña, es igual a ella solo que miniatura.

Salgo del baño y me miro al espejo, todo esta bien.

—¿Ya te vas? — pregunta Yenifer.

—Si, solo trabajo hasta media noche.

Yenifer se arregla su cabello en el espejo, es unos años mayor que yo. Su refinada nariz me llama la atención, de frente se ve mas fina y delicada por el maquillaje, sus labios son dulces y gruesos. Es bastante linda.

—No mires tanto, niña. — me mira.

—¿No te gustaría estar con una menor? — pregunto mientras me acerco a ella.

—¿Y terminar de criar a otra nena más? — se ríe. — No gracias.

Me rio con ella, aunque me duele el hecho que me considere una niña, tan solo nos llevamos por 5 años...

Bueno tal vez si sea raro.

—Hasta mañana, señora. — me burlo de ella.

Yenifer solo me da una delicada sonrisa y no dice nada.

Salgo del baño y mi mirada busca de inmediato a Zoe. No la veo por ningún lado, camino hasta las escaleras y me encuentro cara a cara, con ella. Aquella chica que hace una semana me había tirado la bebida sobre mi ropa, nos quedamos mirando.

—Deberías darme tu número. — dice acercándose a mi oído. — Tres veces ya no es coincidencia.

Le doy una ojeada, trae un vestido azul oscuro que se ajusta a sus curvas, sus pechos se ven demasiado bien en ese vestido. Su tez morena resalta ante todo y esos labios rojo fuego hacen que quiera besarla, ella tiene algo... me llama la atención su manera de mirarme a los ojos, me llama la atención todo de ella.

—Tal vez si debería dártelo. — me acerco mas a ella. — A lo mejor a la próxima lo considerare el destino.

Me separo de ella y subo las escaleras, veo a los cinco hombres de antes bajando las escaleras, uno de ellos se abrocha su cinturón...

Mi sonrisa se borra por completo al pensar en la posibilidad de que...

Corro hasta el baño de chicas, cuando abro la puerta Zoe está mirándose al espejo, tiene su ropa interior en el suelo, su mirada esta aun mas que perdida, las luces cambian a verde. Ella me mira con lagrimas en los ojos, me acerco a ella e intento abrazarla.

—Ni se te ocurra tocarme.

—Zoe...— intento tomarle el brazo, pero ella se aparta y se sube la ropa interior.

—Vete a la mierda.

—Zoe déjame ayudarte.

—No. — responde cortante y pasa por mi lado.

—Venga Zoe, necesitas ayuda. — me acerco a ella.

Ella se da vuelta y me da una cachetada.

—Todo esto paso por tu culpa. — su voz se rompió.

Salió del baño y yo me quede mirando la puerta. Sali, la busque entre las personas, pero no estaba, se había ido.

Mientras la estrella siga brillando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora