Sandu Shengshou

capítulo 8

Abandonando toda apariencia de decoro, Jiang Cheng se arrojó sobre la mesa y agarró la mano de Lan Xichen con las suyas. Lo acercó más para examinarlo y, una vez que hubo determinado que no solo estaba viendo cosas, levantó la cabeza para mirar con incredulidad al otro hombre.

"¿Es esto cierto?" preguntó, su voz cerca de un susurro en su sorpresa. Algo nuevo se agitó en su pecho, algo que se parecía un poco a la esperanza. "¿Eres realmente mi Zewu-Jun?"

Lan Xichen le sonrió, una expresión amable de satisfacción cansada. "Soy."

Jiang Cheng se sentó sobre sus talones mientras todo el aire dentro de él escapaba rápidamente. Miró abiertamente al otro hombre, tratando de encontrar algún indicio de su yo mayor en la cara de la contraparte más joven. Desafortunadamente, no había conocido muy bien al Primer Jade en sus primeras vidas; rara vez habían interactuado fuera de los asuntos de la Secta. Si había algo en los ojos del hombre o en la inclinación de su sonrisa que debería haberlo delatado, Jiang Cheng se lo había perdido. Aun así, parecía ser cierto. Había resumido bastante bien los próximos veinte años de la vida de Jiang Cheng, e incluso si no lo hubiera hecho, Lans no miente.

Eso solo dejaba una pregunta final, bastante importante.

“ ¿Cómo? ”

Frente a él, Lan Xichen recogió su guante y comenzó a ponérselo en la mano. Con calma, respondió: “Estaba luchando contra el General Fantasma, aunque tal vez sería más exacto decir que estaba perdiendo contra él. Ciertamente tenía pocas esperanzas de someterlo. Entonces, de repente, un brillo explotó detrás de mí. Me giré para verte, líder de la secta, envuelto en luz".

La descripción solo podía significar una cosa. "El hechizo de Wei Wuxian", respiró Jiang Cheng.

"Así que fue él", comentó Lan Xichen, levantando los ojos para encontrarse con la mirada de Jiang Cheng. "Había hecho la suposición en base a lo poco que sabía, pero es bueno haberlo verificado".

"No diría exactamente que está verificado", argumentó Jiang Cheng, sacudiendo un poco la cabeza. “En realidad no vi que sucediera, pero salvar mi vida a costa de la suya parecía ser un tema recurrente con él”. Los labios de Lan Xichen se curvaron ligeramente, ya sea por la declaración o por la forma en que Jiang Cheng frunció el ceño cuando lo dijo, pero Jiang Cheng lo ignoró y siguió adelante. "¿Cómo te las arreglaste para quedar atrapado en eso?" preguntó.

"Me caí", respondió el otro simplemente, aunque estaba claro que tenía más que decir. Jiang Cheng esperó mientras tomaba un sorbo de té antes de elaborar: “La luz repentina me distrajo, dejándome abierto al ataque. Debería haber sido cortado por la espada del General Fantasma, pero AY… Jin Guangyao me empujó fuera del camino”. Los ojos de Lan Xichen habían caído para mirar fijamente a la mesa entre ellos, y sus respiraciones eran deliberadamente uniformes cuando dijo: “Él recibió el golpe por mí. Baxia lo cortó casi por la mitad.

Bien , pensó Jiang Cheng. El hijo de puta obtuvo su merecido. Pero él se quedó quieto y se mordió la lengua.

“Mientras caía”, continuó Lan Xichen, “tiré mi mano para agarrarme. Creo que toqué tu rodilla, tal vez tu hombro, pero hice contacto con algo y en ese preciso instante, todo se puso blanco. No vi nada, no escuché nada, pero había un dolor intenso”.

“Como estar en llamas. Como si tu piel se derritiera de tus huesos y se convirtiera en ceniza.

"Sí." El otro hombre volvió a levantar la mirada y Jiang Cheng pudo ver en sus ojos el recuerdo de la sensación de ser arrastrado a través del tiempo. En voz baja, terminó: “Me desperté en la pequeña cabaña que usé mientras me escondía de los Wen. Estaba medio tirado en el suelo y Meng Yao me estaba mirando”.