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La puerta rechino bajo mientras se abría por ser empujada suavemente por una mano masculina de color verde. El individuo se introdujo en la habitación ajena, en la cual, dormida plácidamente un chico celestino. Dejó caer su botella de alcohol que anteriormente ya había bebido toda, causando que se rompa y haciendo un ruido fuerte que hizo despertar al chico que dormía en su cama.
- ¿Ru-Rus-sia? -
Preguntó somnoliento. Sintió como su cama se hundía por la presencia del de tez verde, comenzando a ponerse nervioso porque no podía ver bien en la oscuridad y recién despertado empeoraba su vista. Frotó con sus puños algo suave sus ojos para que se acostumbre su vista más rápido a la escala de luz que había, ya que la puerta había quedado entre abierta y entraba sólo un poco de luz que provenía del salón. Al darse cuenta que el individuo que había entrado a su habitación no era Rusia, sino su hermano menor, lo empujó lejos por el susto. Esta acción no le gustó mucho al Bielorruso. Apretó sus dientes y se volvió a acercar al de un sol, colocándose encima de este mientras desabrochaba su cinturón. El ruido de la hebilla y cuero desplazarse hicieron alterar al latino, teniendo ya en mente del peligro que podría pasar en ese momento. Aprovecho que ambas manos verdosas estaban ocupadas desabrochando el cinturón para patear en el abdomen al contrario y salir corriendo de la cama. Cuando se acercó a la puerta lo suficiente para salir de la habitación, vió como Bielorrusia se levantaba rápido de la cama y corría hacia él, volviéndolo a asustar y cerrando fuerte la puerta, causando un ruido realmente fuerte, que seguro había despertado a los otros dos hermanos. La puerta al cerrarse tan fuerte se había trabado, sin poder dejar que el Bielorruso la abriera y salga de la habitación para poder continuar con lo que quería hacer. La respiración del celestino estaba agitada, tanto susto le había acelerado el corazón. Retrocedió unos cuantos pasos hasta chocarse con la puerta de la habitación del Ucraniano, la cual se abrió de golpe y provocando una casi caída, no paso eso porque el de tez amarilla logró atrapar al más bajo, evitando su caída.
- ¿Qué pasó, Argentina? -
Esa pregunta fue interrumpida por el ruido de una puerta abrirse de golpe, era la de Rusia, el cual, tenía el ceño fruncido y los ojos un poco abiertos por anteriormente el ruido de la puerta cerrarse y trabarse.
- ¡Argie! ¿Qué pasó? ¿Qué fue ese ruido tan fuerte? -
El latino no podía responder, su lengua temblaba mucho y eso le impedía hablar, y el sólo echo de saber que pudo haber sido violado lo dejó en shock. La puerta de la habitación del joven latino fue golpeada con fuerza repetidas veces desde el otro lado, asustando a los tres países que estaban a fuera de esta. Rusia se acercó a la perilla de puerta para poder abrir la puerta y ver qué pasaba del otro lado, pero una manita celestina apresurada y temblerosa se lo impidió. Era Argentina, que tenía miedo de que Bielorrusia le hiciera algo al salir de su habitación. Tenía los ojos abiertos, estaba sudando, temblando y con los ojos llorosos por el miedo.