La situación para Jeff no pintaba bien. Todo ese día fue una basura. Primero peleo con sus amigos, luego huyo como la rata que era y ahora, ahora estaba en serio problemas. Hacia unos meses que no sabía nada de Franklin Cooper, aunque todos lo llamaban solo Frank. Lo último que había sabido Jeff de él es que se había escapado de casa para irse con unos amigos. Pero sin embargo Frank se encontraba frente a él, apestando a humo y vistiendo algo que parecía no haberse cambiado en días.
Se veía diferente, cambiado. El de cabello rojo siempre había tenido el ceño fruncido pero ahora por alguna razón su expresión era perturbadora para Jeff. Durante todos sus encuentros pasados Jeff siempre pareció tan solemne como siempre, incluso con una callada sonrisa de burla hacia el otro. Pero ahora sentía temor de Frank. Intento levantarse pero Frank lo impido tomándolo de los tobillos y arrastrándolo aún más dentro del callejón.
- ¡¡Suéltame!!- Grito Jeff, estaba asustado. Frank era una masa de músculos brutos que lo arrastraba con una velocidad asombrosa hacia la oscuridad. El castaño en un intento para evitar su recorrido sacudió lo suficiente una de sus piernas para que esta estuviera suelta del agarre el bastante tiempo para darle una fuerte patada a Frank en el rostro, lo que hizo que lo soltara completamente para llevarse las manos al rostro en un quejido de dolor.
El joven Randell se levantó lo más rápido que pudo y corrió hacia la tenue luz de la lámpara al principio del callejón, esta vez la luz le prometía seguridad. Mas no tuvo mucho tiempo para pensar en aquello. Frank lo tomo por el cuello con su gran brazo y con un arrebato de fuerza lo galo burdamente hacia atrás.
Jeff intentaba zafarse pero el otro lo sostenía con fuerza ahorcándolo en el proceso. El rostro de Jeff se encontraba tan morado que podría confundirse con la oscuridad de propio callejón, por fortuna en ese momento fue cuando Frank lo soltó.
- ¡Maldito Hijo de puta!- Grito el joven fornido a Jeff que hiperventilaba en el suelo donde Frank lo dejo caer.- ¡Mírame cuando te hablo!- Se inclinó y tomo con fuerza el rostro del castaño para obligarlo a verlo. Frank tenía el rostro rojo, no solo del golpe sino también de ira, se asemejaba al color de su corto cabello. Entonces Jeff mientras sujetaba su garganta para aminorar el dolor vio que los ojos del pelirrojo eran anormalmente rojos, parecían inyectados en sangre.
Sin que Jeff lo pudiera ver venir, Frank le proporciono un puñetazo seco en el rostro, haciendo que callera en el suelo por la falta de resistencia. – ¡No me mires tanto!, ¿Te guste? Eres tan asqueroso-
- Detente- La voz de Jeff apenas salía, sentía que la garganta le quemaba, cada palabra le dolía y ni siquiera podía gritarle aquella simple suplica. Frank entonces se elevó completamente para mirar con mejor vista el estado del castaño, después de todo no había esperado tantos años solo para darle un golpe y ya.
Randell intento levantarse lentamente, pero cayó cuando Frank lo patio en el estómago.
- No me des órdenes, imbécil. No tendrás siempre todo lo que quieras.-
- Yo no quise...-
- Que te calles- Otra patada más.
- ¿Los gusanos bañados de dinero no saben obedecer? Ahora yo soy quien manda, si te digo que te calles, te callas.- La voz del pelirrojo resonaba por el callejón y golpeaba como martillos la cabeza de Jeff. Los dientes amarillentos de Cooper se asomaban cuando abría la boca para hablar.
- No tienes idea de cuánto te odio.... No solo por ser un puto marica si no por todo- Siempre había deseado ver a Jeff así. Llorando y sucio, totalmente a su merced. Quería hacerle daño, todo el que pudiera.- ¿Porque tú, un degenerado puede tener tanto?-
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No lo entenderias
RomanceJefferson Randell vive una farsa, tiene su vida hecha una maraña de mentiras y ni el mismo conoce la verdad. Debe finjir ser perfecto delante de todos y esconder lo que es. Esto lo envenena desde dentro. Pero aunque el no lo crea, existen personas...