O1 ❝ Abasement ❞

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Busan, Corea del Sur.
[ La semana pasada ]

Introduje la llave en la cerradura de mi casillero

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Introduje la llave en la cerradura de mi casillero.

Al abrirlo, un papel color amarillo se encontraba dentro. Lo tomé y vi que contenía letras formadas con recortes de periódico.

Ve al jardín del instituto, en este instante.

Por un momento pensé en ignorar lo que decía la nota, pero mi curiosidad fue mayor.

Sostuve mi mochila con firmeza para luego emprender mi camino hacia el jardín del instituto.

Caminé por los extensos pasillos de la institución, pasé por el laboratorio de química, el gimnasio, la oficina del director, los baños y la cafetería, hasta que por fin pude salir al jardín.

No veía nada, intenté encontrar algo distinto allí, pero todo seguía en orden.

Escuche unas pequeñas risas y ruidos.

Decidí acercarme más al lugar de donde provenían los murmullos.

Me estaba acercando a un enorme árbol. Tal vez no sea muy inteligente, pero estoy seguro que los arboles no hablan.

Miro lo que está detrás del enorme tronco, para matar mis dudas de una vez por todas.

—¡¿Heeseung?! —mi voz se quebró.

Heeseung se besaba con otro chico, ¿cómo pudo hacerme esto?

—Oh, lo siento, Yeonjun —tenía una sonrisa victoriosa y coqueta plasmada en su rostro, lo que mejor lo caracterizaba.

—¿Y te ríes? —lágrimas descendían por mis mejillas.

—Mira a tu alrededor, cariño —invitó Heeseung.

Di una mirada rápida alrededor; había un gran grupo de personas grabando, grabando el momento en que mi novio me engañaba con otro, descaradamente.

Mis lágrimas comenzaron a salir con más intensidad.

—No te lo tomes personal, solo fuiste una apuesta, me dieron una considerable cantidad de dinero a cambio de enamorarte —rió burlón—. Perdón, "osito" —hizo una voz infantil al pronunciar la última palabra; ese era el apodo que solía decirme.

Parecía que las lágrimas inundaron mi cerebro. No podía formular ni una sola palabra.

Elegí correr, correr como siempre hago. Supongo que a final de cuentas, solo soy un maldito cobarde.

Pensaba largarme a llorar en casa, entrar en depresión y comer hasta quedar como una vaca... nunca volvería a mirarlo a la cara.

¡Maldito el día en el que confié en el amor!

¡Maldito el día en el que confié en el amor!

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❛ novio a domicilio ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora