O9 ❝ Crybaby ❞

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El volumen de la música retumbaba en mis oídos, dejándome envolver en la melodía

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El volumen de la música retumbaba en mis oídos, dejándome envolver en la melodía.

No olvides esa noche

No olvides este lugar

¿Eventualmente se convertirá en una burbuja?

¿Todos los sueños se convertirán en recuerdos?

Los versos de la canción provocaron que me acordara de lo que menos quería pensar ahora.

Ayer, Beomgyu y yo tuvimos una extensa charla, debatiendo e intentando encontrarle solución a esta complicada situación. Tal vez realmente era hora de decirle adiós y terminar con esto.

Quería pensar firmemente en que después de unas semanas no me acordaría de su nombre, ni de su existencia.

Escuchaba música como un método de escapatoria a los problemas de la realidad. Escuchar música me llevaba a otro lugar, un lugar lejos de estrés, responsabilidades y tristeza.

Alguien me sacó uno de los auriculares, sin previo aviso. Levanté la mirada, encontrándome con el profesor Kim.

—Choi Yeonjun, si no presta atención a mi clase y prefiere escuchar música, pues bien, lo invito a salir del salón —expresó, algo enojado.

Ni siquiera me molesté en decirle algo, sólo me levanté de mi asiento y me dirigí a la puerta del salón. Antes de salir, le dediqué una mirada rápida al salón, y como pensaba, todos me miraban.

Reí levemente, sin saber bien el motivo.

Finalmente abandoné el lugar, dando con el pasillo de la escuela.

Caminaba con la cabeza baja. Ese día en especial estaba algo triste, y no sabía el por qué. O, tal vez si.

Por los pasillos de la escuela, logro distinguir su figura. Era él, en aquel momento no era tan oportuna su aparición.

No ahora por favor.

Su sonrisa victoriosa me dejaba ver que acababa de obtener algo que quería; así es él, así es Heeseung.

—Ahora tienes un nuevo novio —negó riendo—. Yeonjun, me preocupas... —aquello obviamente era falso. —Eres tan tonto como para caer tan fácil siempre.

—Sal de mi camino, Heeseung, no molestes —iba a seguir caminando, pero él tomó bruscamente mi brazo, a lo que yo me quejé.

—Antes de irte, sólo quería decirte una última cosa. Ese tal Hueningkai, finge tanto, nadie querría estar con un tonto niño llorón como tú.

Me soltó de la misma manera en la que me agarró, bruscamente, dándome una última mirada para luego irse.

Tenía una mezcla de emociones; odio, dolor, rencor...

Mis manos se convirtieron en puños y mis lágrimas descendían a su antojo por mis mejillas. Esta vez no me importaba lo que dijeran las personas.

 Esta vez no me importaba lo que dijeran las personas

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❛ novio a domicilio ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora