Un egocéntrico varón llamado Naruto Uzumaki, se despierta un día viviendo otra vida: Es un vendedor de neumáticos, casado con su antiguo novio al que había abandonado hace años solo para que no fuera un obstáculo en su carrera en el mundo de las fin...
NOTA: En el capitulo anterior les deje el personaje del ladrón el cual, creo que para algunos su entrada a la historia fue algo excesiva ¿Quién amenaza con un arma por un boleto falso?... lo se. Es fácil demandar. Pero no es la vida real, es una historia. Y aquí, todo tiene una finalidad y la de este personaje permite dar paso al desarrollo de Naruto. Y no se preocupen sino entienden algo, todo tendrá una explicación a medida que transcurra la historia.
Recuerden, la historia es contada desde la perspectiva de Naruto.
Sin mas que decir, les dejo el cap.
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Cuando abrí mis ojos noté algo extraño en mi habitación... y es que esta no era mi habitación. ¿Dónde están mis paredes grises y mis muebles modernos? Ahora estoy en una habitación de paredes blancas y muebles anticuados. Y no solo eso, la cama la sentía más esponjosa. Pero lo que más me sorprendió de todo, fue que también había algo o más bien alguien recostado en mi pecho.
Baje mi mirada notando unos cabellos negros, mismos que se removieron unos segundos a causa de que su dueño se acomodó mejor aún sobre mi cuerpo, a lo que lo escuche decir.
- Es navidad Naru... cinco minutos más - No puede ser... ¡esa voz yo la conozco!, y es que ¡cómo no recordarla!, si era la voz más melodiosa y seductora que e escuchado en mi vida, como olvidarla.
Ante esa sorpresa, me levante unos centímetros más para estirar mi cuello lo mejor que pudiera para ver su rostro. Pero aun con ese esfuerzo no pude verlo, pues esté parecía rollo de canela con tanta sabana gruesa encima suyo. Sin embargo; lo peor no era lo que estaba sucediendo en esta cama ... lo peor fue escuchar esa horrible canción de navidad cantada por una voz infantil que provenía detrás de la puerta.
- Navidad, navidad, dulce navidad ~ -
En lo que escuchaba ese villancico, la puerta de la habitación se abrió dejando ver a un niño pelinegro de ojos azules con marcas en sus mejillas muy parecido a mí, cargando en sus brazos a un bebé pequeño y regordete, que tenía cabellos y ojos negros, pero sin marcas como el otro. ¿Quién carajos eran estos mocosos?, y ¿porque me veían con esas sonrisas?
- Esto debe ser una pesadilla... - Susurre bajito.
- Mami, papi. ¡Ya levántense! ¡Es Navidad! - Dijo el niño que sorprendentemente se parece más a mí.
La persona que estaba aún encima de mi cuerpo se levantó por fin para posteriormente sentarse en la cama soltando un bostezo. Ahora si podía confirmar lo que pensaba, era Sasuke.
Su cabello seguía siendo algo corto, recuerdo que no le gustaba tenerlo largo a pesar de que es común ver que los donceles lo tengan. Pero su cabello, antes siendo rebeldes con puntas hacia arriba, ahora caigan de forma mas grácil y suave por encima de su cuello... se veía hermoso.
- Mis bebés, buenos días - Dijo Sasuke para luego recibir a ambos niños en un abrazo, dándoles besos a cada uno en sus mejillas como si fueran lo más importante para él.
