VI

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Ambas alfas se encontraban juntas, acurrucadas mientras disfrutaban de su mutua presencia. El aroma en la habitación era perfecto gracias al aroma natural de ambas, que al ser mates, era complementario.

La pelinegra se encontraba mimando a su pareja, dándole suaves besos en su cara y caricias en el cabello mientras estaban ambas en la cama. Disfrutaban de ese momento de calma en sus vidas. Habían tantas cosas por hacer, tantos obstáculos que se pondrían y tantas cosas malas que pasarían... lástima que eso último no lo sabían.

—Lena... en verdad tenía miedo de no encontrarte, tantas noches sin poder dormir, alejandome a lo espeso del bosque para poder controlar mi celo... tanto tiempo en donde mi interior gritaba que debía encontrar a mi otra mitad. Y aquí estás, al fin te tengo.

—Uy, ¿Acaso eres tan romántica cuando estás media dormida? Danvers.

— ¿Contigo? Siempre.

[...]

La mañana había llegado en la mañana Kriptoniana, ambas alfas habían despertado y estaban desayunando con los demás. Y diciendo los demás se trataban de Will, Alex, Magie, Jon y uno que otro niño colado que no se podía controlar.

—La comida esta muy buena, gracias. -Lena fue la primera en romper el silencio, mirándoles con tranquilidad.-

— Es un alivio, Kara estaba loca ayer diciendo que debíamos de darte lo mejor. -Will decía mientras reía y los demás se reían a coro, mientras Kara se ponía toda ruborizada.-

— Oh, déjenme...

La conversación siguió mientras de molestaban entre sí, Lena solo podía reír mientras les miraba. Se sentía como hogar. Y por lo que había visto, Jon era como un padre para las Danvers y los demás se trataban como hermanos. Es decir, Jon era la "mamá gallina" del grupo.

[...]

En otro lugar, desde unas instalaciones en Rusia.

—Directora, al parecer han aceptado de buena manera la Unión... pero hay quienes no están de acuerdo aún.

—Bien, usaremos eso a nuestro favor...  no podemos permitir que sigan juntas. Hay que separarlas o en el mejor de los casos, las destruiremos. Tsk... malditos sobrenaturales.

—Como ordene, directora.

El subordinado saldría de la habitación, iba a acatar la orden de su señora. Por otro lado, aquella mujer morena miraba lo que sería un mapa gigante en la pantalla donde se veía exactamente un punto en especifico. De esta manera, podría estudiar bien el lugar. O mejor dicho, ambas manadas.

Era importante saber el territorio del enemigo antes de atacar... eso decía su difunta madre.

Pura sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora