A GIRL AGAINST LIFE

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- ¡Ay por favo ! ¡Ayúdame!

- No, no te puedo dar chamba.

- Ja, "pídeme lo que quieras mana, yo te ayudo". Gracias eh.

- No lo tomes así, yo sí te ayudaría, pero pss tu jefa habló con toda la colonia, que no te dieramos trabajo o asílo. Te odia, pues ¿Qué le hiciste?

- Solo le dije la verdad. Pero ni modo, voy a tener que irme del pueblo y probar suerte en otro lado.

- Mana, ¿te vas a ir?.

- No tengo opción, Camila. Mi mamá me quitó todo aquí.

- Oye Ness, y ¿Por qué no pruebas suerte en el gabacho? Chance y te consigues un gringo, y ya te saca de pobre, mana.

- Primero. No me digas "Ness" y segundo, ya sabes que opino de los gringos.

- Sí, "que son flojos, raros, sin sentido del humor, no bailan bien, piensan que todo se resuleve con dinero y la comida es culerísima"

- Exacto.

- ¿Apoco no te has imaginado en brazos de un gringo, 1.80, ojiazul, güerito, bien mamey? Así que te ahogue con un abrazo.

- No, porque a diferencia de tí, yo no estoy 24/7 pensando en hombres.

- Por favor Ness, ya vamos a cumplir 14, ya casi somos adultas.

- ¿"Casi"?. Nos falta mucho.

- Como sea, ¡quédate!

- ¿A qué? Nadie me va a querer dar trabajo.

- Ness...

- Ya lo dije, Cami.

[...]

- Es todo lo que te puedo ofrecer - dijo la señora mostrándome la bodega llena de humedad, y un olor extraño a cañería.

- Está bien, gracias - la señora sonrió.

Entré y noté un colchón en el piso, se veía viejo y con resortes. Incluso podría tener infecciones. Pero era un lujo considerando que pagué 100 pesos por él. Los mismos que le robé a mi mamá, decía que era una zorra y ratera, ya que importaba si era cierto o no.

Salí del pueblo hace dos días y llegué aquí, no es una ciudad pero dudo mucho que mi mamá les haya dicho que no me dieran trabajo.

Ni siquiera terminé la secundaria, estaba a un año. Solo me queda trabajar y mantenerme. Mañana temprano iré al mercado que me dijo la señora a buscar trabajo.

- No es tan malo vivir sola, puedo hacer muchas cosas y no debo pedirle permiso a nadie. - dejé mi pequeña maleta en una silla llena de telarañas y me puse a limpiar toda la bodega.

- ¡Madres! Me ruge la tripa, pero ahora sí no hay nada que comer. Si no pienso en eso, puedo estar sin comer.

Cayó la noche y tenía que dormir en el colchon viejo y mugriento del lugar. Puse unas playeras como sábana y me acosté.

Solo espero que mañana me den trabajo.

BROTHERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora