Me llamó Estefany. Voy a contar como fue que sin siquiera buscarli, encontré el amor en quien menos hubiera esperado. A los veintiún y veintidós me licencia en diseño de interiores y diseño, construcción y mantenimiento de espacios verdes (jardines, plazas y similares). Justo un mes antes de cumplir veintitrés años me fui de casa, pues según el siendo generosisimo, mi padre (viudo desde mis ocho años y próximo a perder la batalla con la leucemia) pretendía dejarme el diez por ciento de su NADA despreciable cuenta bancaria, así como autos, mansiones y mas, siempre y cuando me casará antes de los veinticuatro, me dedicara en exclusiva a mi marido y al menos dos hijos, y los negocios fueran administrados por mi futuro marido). No fui NADA sutil al decirle que se lo guardará todo, pues jamás renunciaría a mis sueños y proyectos. Menos aún para algo tan evidente y asquerosamente machista. Una semana después de irme de casa (quedándome momentáneamente con la familia de mi hermana de corazón a la que consideraba también mia), conseguí trabajo como secretaria de un reconocido empresario. Tenía una semana entrenando con Joselyn (su entonces secretaría a punto de jubilarse y con quien que pese a la diferencia de edad llegaríamos a ser grandes amigas), cuando esa mañana lo vi por primera vez quedando literalmente de boca abierta. Y como no con ese dios de OJASOS grises, una boca que daban ganas de besar más de mil veces, cuerpo y trasero DE INFARTO, dientes blanquísimos y (tiempo despues la descubriria) una sonrisa que los mismos dioses deben envidiar. Y siendo sincera... por lo que dejaba entrever el pantalon su delantera no parecía estar nada mal. Una semana después (siendo ya la secretaria oficialmente) me llamó a su oficina por primera vez, dejándome en claro mis horarios de trabajo y descanso, y cuales serían mis tareas. Con los dias, vaya que comprobaria cuán exigente es en cuanto a puntualidad, cumplimiento del trabajo y cuidado de la imagen personal. Y no imaginan hasta que punto daba el ejemplo. Pero con lo tirano que como jefe podía ser, justo es decir que siempre pago en fecha los sueldos, a su manera siempre se preocupó del bienestar de los empleados, y jamás abuso de su autoridad ni se sobrepasó con ninguna empleada. Joder. Por un lado si que era estimulante trabajar para y con ese BOMBONAZO. Pero por otro... era todo un desafío concentrarme en el trabajo , manteniendo a raya los pensamientos sobre todo lo que le haría de tener oportunidad (esto último era aún más difícil cuando me llamaba a su oficina y por poco que fuera estábamos a solas). Hasta que teniendo algo más de un año en la empresa y ya sintiéndome parte de una gran familia, llegó el día que vaya si empezaría a cambiarlo TODO.
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Entre el trabajo y el amor
RomanceLo que por casualidad comenzara como una relación puramente profesional, se ira convirtiendo en algo mucho mas fuerte.