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Al día siguiente, Dareen no apareció.

Billy pensó que se había quedado hasta tarde estudiando y se encontraba durmiendo. No paró en su casa cuando pasó por está, no quería molestar.

Pero, tampoco apareció al siguiente día.

Ni al siguiente.

Tres días ya era suficiente tiempo para preocuparse. Por eso ahora se encontraba frente a la puerta de los Josten, tomando algo de valor para tocar. No era tan valiente. No cuando hace unos días un chico llamado Bruce había desaparecido, no quería recibir una mala noticia cuando tocara la puerta.

Pero, debía saber que le había sucedido a su chico.

Tocó la puerta con las manos algo temblorosas. Esta fue abierta tras unos segundos, por un chico que juraba nunca haber visto en su corta vida.

— ¿Quién eres? —Preguntó el niño mientras se apoyaba en la puerta y se cruzaba de brazos.

— Soy el repartidor de periódicos—Señaló la bici que se encontraba detrás de él—. Yo, uhm, busco a Dareen.

— ¿Tú eres Billy? —El chico soltó una risa burlona— Así que tú eres la razón por la que el loco de mi primo se levanta tan temprano, incluso en vacaciones.

¿Primo?

— ¡Dar, tu noviecito vino a verte!

¿Novio?

— ¡Griffin! —Dareen apareció detrás del niño y le dirigió una mirada llena de sorpresa a Billy. — Te dije miles de veces que no abrieras la puerta, ahora ve dentro.

Griffin rodó los ojos mientras entró murmurando cosas que ninguno entendió.

— Mi primo es algo rebelde, no le hagas caso. —Levantó las manos en señal de disculpa y fue ahí cuando Billy se dió cuenta que una de ellas se encontraba envuelta en una venda.

— ¿Qué te pasó? —Casi gritó mientras tomaba su mano, estirandola para poder ver bien aquella herida.

— Me caí. —Se safó del agarre y escondió su mano tras su espalda. — Por eso no he ido contigo, mi abuelo me prohibió salir y pidió que Griffin este conmigo, compañía supongo.

Billy no le creyó. A lo largo de su brazo habían algunos moretones, incluso había uno en su cuello. Eso había sido causado por alguna pelea.

— ¿De donde te caíste?

En lugar de contestar, tomo a Billy de la mano y comenzó a caminar hasta estar algo lejos de la casa. Sentándose en el césped sin soltarlo, se vio obligado a sentar también.

— Ya lo sabes pero, no me caí. —Una risa frustrada se escapo de sus labios mientras comenzaba a arrancar el verde césped. — Cuando regresaba de la casa de Finney, unos tipos me acorralaron y terminé así.

Por alguna razón, le daba vergüenza ser visto en ese estado por él, no quería que pensara que era débil o algo.

— Tú no hiciste nada para que te golpearan. —Billy tomó su mano y la apretó con fuerza.— ¿Quienes fueron? Juró que ya mismo voy a llamar a Scott y–

— Alto ahí, vengador. —Lo miró divertido.— Ya pasó, no vamos a hacer nada. Ellos son malos y nosotros no debemos ser como ellos.—Suspiro soltando su mano y corriendole algunos mechones de cabello que caían sobre su frente.

— Creo que me vieron salir de su casa y pensaron cosas que no eran. —Se calló y bajó su cabeza.

Billy no dijo nada, solo se acercó y lo rodeo con sus brazos, dejando que Dareen se esconda en su pecho.

— Me decían cosas horribles, Billy. —Su voz sonaba rota, mas no estaba llorando.— No pude hacer nada para defenderme, solo me quedé ahí mientras me golpeaban.—El rubio solo pudo abrazarlo más fuerte y dejó unas caricias en su cabello.

No importaba lo que Dareen diga ahora, él buscaría a esos tipos y les haría pagar por lo que hicieron. Verlo así de herido le provocaba un dolor en su corazón, solo quería abrazarlo hasta que se calmara.

Se quedaron abrazados hasta que Dareen pareció estar mejor y allí, Billy recordó lo que tenía en su bolsillo. Otra razón por la que había venido.

— Sabes, el otro día compré algo para ti. —Sin alejarse, sacó de su campera la bolsa de caramelos, dejándola en el suelo.— Tal vez estén algo pegajosos, pero son para ti. Aprecia eso.

Dareen limpio los últimos rastros de lágrimas de sus ojos y tomo la bolsa entre sus manos. Sus caramelos favoritos, de su persona favorita.

— Gracias. —Abrio uno y rápidamente lo llevó a su boca.— Yo también tengo algo para ti, lo hice yo mismo.

Luego de ir a buscar aquel regalo, se sentó frente a Billy con una sonrisa y pidió que le acercara su mano. De su bolsillo sacó dos pulseras, dejándolas sobre su mano.

— Por obvias razones, no puedo ponértela yo mismo.— Señaló su mano y extendió la otra.

Las pulseras se escontraban adornadas con sus iniciales, una verde y otra azul. Quedaban bien en las muñecas de cada uno.

— Están muy bonitas, a pesar de que tu las hiciste. —Bromeó mientras se acercaba un poco más a él.

— Agradece que te hice algo, no te estoy dando algo que este todo pegajoso.

Billy no contestó, en cambio, agarró el cuello de la camisa de Dareen y lo acercó aún más. Plasmando un corto y suave beso sobre sus labios.

— No vuelvas a desaparecer sin avisarme, me asustaste mucho. —Susurró sin alejarse, como si fuera un secreto entre ambos.

Dareen solo pudo asentir, pues seguía atontado ante tal atrevimiento del repartidor. Estaba algo feliz de que por fin Billy tomará el primer paso, significaba mucho.

┼╌ׄ╌ׄ╌⿻࣪࣪͜🌻

Haciendo a Dareen y Griffin parientes, ¿por qué no?

Se me había ido la inspiración, una disculpa jejeje.

Probablemente luego verificare bien los errores.

Paperboy | Billy Showalter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora