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PARTE 2.

Abrió los ojos lentamente, no reconoció el lugar, aquellas frías paredes no se le hacían conocidas. Hasta que recordó.
Sintió una subida de energía y se sentó sobre el colchón, dio una rápida mirada al pequeño lugar al mismo tiempo que sentía pesada la cabeza.

— ¿Billy? —Dijo mientras se levantaba y camina lentamente por el lugar. Una leve esperanza aún seguía con él. Camino hasta la puerta y trato de abrirla.

El sonido de una llamada lo hizo sobresaltarse. Se dió la vuelta y notó el teléfono negro en la pared, camino hasta allí y lo tomó, llevándolo hasta su oído. Nada.

— Esta roto, no funciona desde hace mucho. —Soltó el aparato rápidamente y se giró, viendo al hombre apoyado en el umbral de la puerta.

Una máscara cubría la mitad de su rostro. Quiso preguntar el porqué, en realidad, tenía muchas preguntas ahora mismo.

— ¿Por qué?

La pregunta salió antes del pensamiento.

— ¿Por qué? —El hombre repetió mientras comenzaba a caminar hacia él. — No lo sé, desde que era niño no funciona.

Dareen negó. — No quise decir eso.

Un silencio se formó entre ellos, hasta el que adulto lo rompió.

— ¿Conoces a un niño llamado Griffin?

¿Cómo es que este hombre conocía su nombre?

— No lo conozco.

El hombre metió una mano en su bolsillo, sacando un papel arrugado de este.

— Mentiroso. —Dijo mientras se lo tiraba en la cara. — No me gustan las mentiras, eres un mal chico.

Y se fue, cerrando con fuerza la puerta.

Tomó el papel del suelo y le dio un vistazo.

"PERSONA DESAPARECIDA."

Una foto suya acompañada de una breve descripción y su nombre. Tal vez Griffin dejó esto en su puerta. ¿Tal vez había tomado su lugar como repartidor? Era imposible, pues el tiempo no había pasado tan rápido.

Metió el papel en su bolsillo y se sentó sobre el colchón. Miró el cuarto nuevamente, buscando posibles salidas. El ventiluz estaba demasiado alto para él, pero si trataba de colocar las mantas del baño allí, podría llegar. 

• ،🐶˖

Así Dareen pasó las siguientes 2 semanas intentando escapar, escapar del hombre que cada día se le acercaba más, mirándolo con ojos llenos de perversidad. Dareen intentaba no llorar por las noches, intentando pensar en otros planes para poder salir de aquel lugar.

Según él, aquel día era Martes, un martes que desde ahora, sería inolvidable para él.

 La puerta fue abierta repentinamente, el hombre lucía enojado. Se acercó a él con rápidos pasos y lo jaló del cabello.— Tu, niño.

Dareen se quejó y tratado de quitar su mano, pero fue jalado con más fuerza, viéndose obligado a mirarlo a los ojos, aquellos que hacía tiempo le habían comenzado a dar miedo.

— Todos los días los malditos policías tocan mi puerta, todos los días alguien viene a preguntar por ti, todos los días un perro raspa mi puerta y ladra afuera.—Lo soltó y empujó contra la pared.— Todo es tu culpa, así que hoy voy a disfrutarte antes de acabar con todo.

Se alejó unos pasos y lo miró de arriba a abajo.— Viniste hacía mí tu solo, creyendo que podrías conmigo y mírate ahora, luces como ese niño de antes.

Paperboy | Billy Showalter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora