Mikey por poco se ahoga con el trago de café que tenía en la boca.
Los golpes en la espalda que Emma le dio, le ayudaron a recuperar el aire. Arrugando el ceño observó a sus hermanos, todos tan parecidos a él mismo y tan diferentes, pero si había algo que todos compartían, además del cabello rubio y los ojos negros, era ese maldito sentido de humor negro.
-Váyanse-a-la-mierda-, cada palabra con el tono exacto para dar a entender su punto- junto con el tipejo ese que pretende ser mi marido.
El golpe a la mesa que dio el Alfa con la mano abierta paró cualquier intento de discusión - no sé si lo notaron pero estamos desayunando- regañó a los hermanos que se reía a carcajada suelta al ver rabiar a Mikey, desviando la vista al chico que parecía estar a punto de reventar, agregó- y aprende a ser más respetuoso, que tu madre y hermana están aquí.
-Lo soy padre-, habló apenas logrando calmar la tos- pero no entiendo este chistecito de querer buscarme pareja como si les estorbara-lo último lo dijo con un pucherito que le hubiera gustado disimular.
Antes de que las cosas pasaran a más, la madre habló, por lo general Sakurako dejaba que los chicos sintieran la autoridad del alfa de la manada, pero en esta ocasión le daba la razón a Mikey.
-Hijo-, trató Sakurako de explicar de modo diferente la situación- eres un regalo de los dioses. Los cachorros que nacen como tú es hasta su primera luna llena que marca el cambio entre niños a adultos que se nota ese olor que los caracteriza. Eres un macho, pero a la vez hueles como una hembra, tu aroma es dulce. Cada luna llena volverás locos a los machos queriendo aparearse contigo, esto mientras no estés emparejado. Hasta que un compañero lo suficientemente fuerte te reclame, siempre correrás peligro de que alguien quiera lastimarte mientras sigas sin un compañero.
Mikey abrió la boca para decir algo, el silencio en la mesa lo hizo callar. El alfa aprovechó para agregar a la explicación de su compañera- Si alguien te toca me voy a ver obligado a partirlo en dos, y no quiero quedarme sin todos los machos solteros de la manada.
El joven felino quería gritar, decir que ya estaba emparejado, el apretón en la mano por parte de su hermana, evito que hablara. Emma no abandonaría a su hermanito, su mente maquiavélica estaba comenzando a tejer un plan para tratar de que todo el asunto tomara el rumbo que le conviniera a Mikey, sonriendo tomó el control de la conversación en la mesa -Mi hermanito está nervioso, no todos los días le dicen a uno que va a conocer a su futura pareja de vida.
Mikey volvió a ver a su hermana, el felino dentro de él se asomaba amenazador a través de los cansados ojos negros. En respuesta Emma le clavó las garras en el muslo lo suficientemente fuerte como para traspasar la tela del pantalón vaquero, pero no tan fuerte como para hacer sangre. La señal tan sutil le dejó claro a Mikey que era mejor callarse antes de que su hermana quedara con la piel de su pierna bajo las uñas.
Si el desayuno había sido una lucha desesperada por no meter la pata con toda su familia como testigo, ya que sería sospechoso que gruñera con la sola mención de una pareja que no fuera el lobo. Mikey sabía a ciencia cierta que su gato jamás aceptaría a otro hombre que no fuera el que el destino le tenía reservado. Gracias al apoyo de Emmq había evitado hacer una estupidez.
-Dale una oportunidad- fue el consejo de Emma al salir juntos del comedor.
-¿De qué hablas? - preguntó perplejo, agradeciendo que estaban solos en el pasillo.
Emma tomó una de las manos del joven felino-. Veamos... quién sabe, tal vez ese alfa sea tu pareja y todo el asunto con el lobo no sea más que un mal entendido-. Diciendo esto siguió su camino hacia la cocina, dejando a un confundido Mikey.
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𝖼𝗎𝖺𝗇𝖽𝗈 𝖾𝗅 𝗅𝗈𝖻𝗈 𝖺𝗍𝗋𝖺𝗉𝗈 𝖺 𝗌𝗎 𝗀𝖺𝗍𝗈 ; 𝘁𝗮𝗸𝗲𝗺𝗮𝗶
FanfictionUn lobo y un gato montés, ambos muy jóvenes. Por accidente acaban siendo arrastrados lejos del territorio de sus manadas. Ahora juntos comienzan un viaje para regresar a sus hogares. El lobo descubre que quiere a un gato para lamer y el gatito piens...