1 𝘾𝙤𝙧𝙞𝙣𝙩𝙞𝙤𝙨 6:9 | ₂/₂

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"¿𝘕𝘰 𝘴𝘢𝘣𝘦𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘪𝘯𝘫𝘶𝘴𝘵𝘰𝘴 𝘯𝘰 𝘩𝘦𝘳𝘦𝘥𝘢𝘳á𝘯 𝘦𝘭 𝘳𝘦𝘪𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘥𝘦 𝘋𝘪𝘰𝘴? ¡𝘕𝘰 𝘴𝘦 𝘥𝘦𝘫𝘦𝘯 𝘦𝘯𝘨𝘢ñ𝘢𝘳! 𝘕𝘪 𝘭𝘰𝘴 𝘧𝘰𝘳𝘯𝘪𝘤𝘢𝘳𝘪𝘰𝘴, 𝘯𝘪 𝘭𝘰𝘴 𝘪𝘥ó𝘭𝘢𝘵𝘳𝘢𝘴, 𝘯𝘪 𝘭𝘰𝘴 𝘢𝘥ú𝘭𝘵𝘦𝘳𝘰𝘴, 𝘯𝘪 𝘭𝘰𝘴 𝘢𝘧𝘦𝘮𝘪𝘯𝘢𝘥𝘰𝘴, 𝘯𝘪 𝘭𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦 𝘦𝘤𝘩𝘢𝘯 𝘤𝘰𝘯 𝘷𝘢𝘳𝘰𝘯𝘦𝘴..." 

Simples balbuceos se escuchaban por la sala, palabras sin sentido en concreto o dirigidas a alguien en especial, nada mas que su presencia en aquel lugar tan espacioso, mientras que su madre se encontraba en la cocina preparando la cena

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Simples balbuceos se escuchaban por la sala, palabras sin sentido en concreto o dirigidas a alguien en especial, nada mas que su presencia en aquel lugar tan espacioso, mientras que su madre se encontraba en la cocina preparando la cena. El sonido que producía su teléfono inundaba la habitación espantando el silencio. Se reía por el contenido que veía en ese pequeño aparato, gritos desesperados se escuchaban provenir de este por aquello que veía con tanta emoción. Y su madre lo escuchaba.

Ella camino hacia la sala acercándose a su hijo sentado en el suelo viendo su teléfono, se acercó a paso lento llamando la atención del más pequeño, el cual espero a que tomara asiento a su lado.

—Hey, cariño— Hablo suave. —Yo creo que ya no debemos esperar a papá. Es tarde y tu mañana tienes clases— Decía la mujer con dulzura. —Papá comerá más tarde, ¿si?—

El entendió lo que su madre decía, a lo que asintió con la cabeza dando a entender que estaba deacuerdo con lo que decía, dejo el teléfono al lado ya sin prestarle atención.

—¿Mami?— Preguntó. —¿Te puedo preguntar algo?— Decía nervioso.

Su madre lo miró extrañada, si tenía que hacer una pregunta solo la hacía sin tener que preguntar si la podía realizar, pero asintió.

—¿Es normal que me gusten los chicos?— Preguntó al fin.

—¿Cómo?—

Salió de su boca sin terminar de procesar lo dicho por su hijo. Tratando de buscar una forma de decirlo se formó un gran silencio entre los dos.

—¡Claro! Es normal que los admires y que te guste la presencia de ellos— Explicaba. —Al ser tus amigos es más común tenerles aprecio, cariño—

El niño la miró confundido, y negó con la cabeza.

—No mami, no hablo de eso— Corrigió el malentendido. —Hablo de gustar. Como el gustar que papá y tú tienen— Aclaró.

Y calló. No tenía nada que decir, no se esperaba una respuesta así, temió el decir algo incorrecto o hacer sentir incómodo al más pequeño, a lo que su opción fue pasar la pregunta de largo, la evitó.

|𝙍𝙪𝙗𝙘𝙠𝙞𝙩𝙮 𝙯𝙤𝙣𝙚|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora