Louan
Sin un perdón.Está oscuro.
Sé que no le temo a las sombras, que nunca han sido parte de mis miedos... Pero hay algo que sí que me desordena.
Está oscuro. Hace frío. Y estoy solo.
Solo hay vacío a mi alrededor, no hay sonido, solo un completo silencio. Intento gritar, llamar a mi hermana, a mi padre..., incluso el nombre de mi madre aparece en mi memoria pero no se vuelve real. Mi voz no existe aquí.
Mis miedos solo encuentran respuesta en el silencio.
Siento la desesperación absorberme, tirar de mí a un pozo del que estoy seguro no podré salir. Hasta que una luz se abre camino entre la eterna noche sin luna.
Y todo se pone en movimiento.
La luz explota en distintos colores, palabras indescifrables que revientan mi consciencia. Millones de timbres diferentes me envuelven mientras las ráfagas de luz toman forma ante mis ojos... describen escenas rotas, fragmentos fugaces y sinsentidos.
Un eclipse lunar.
Espadas rotas; espejos de diferentes situaciones que no entiendo.
Pétalos de magnolias rojas sobre la nieve.
Hay sangre fluyendo por todas partes.
Nubes de humo.
Y en medio del caos, del insoportable ruido, una silueta se dibuja en millones de esquirlas de colores. Una imagen onírica, irreal... un recuerdo o un producto de mi propia imaginación.
El tiempo y el espacio se detienen alrededor de la figura de un orgulloso dragón blanco. Se acerca a mí y me pierdo en su mirada de milenios de sabiduría; un universo entero encerrado en sus dos orbes irisados.
Me habla. Sé que lo hace. Pero no puedo entenderlo.
Intento llamarlo, pero sus escamas se difuminan; sus cinco garras van desvaneciéndose una a una, como si algo las abrasase desde dentro. El dragón se vuelve cenizas negras que van adquiriendo una nueva forma y un nuevo color.
Vuelve a haber magnolias por todas partes.
Pero esta vez, son flores manchadas de sangre.
―Louan...
Y la visión se hace corpórea, real y terrible.
―Louan...
Huanle.
Pero no es él. No podría serlo.
Porque el Huanle que veo se muere ante mis ojos, ahogado en sangre. Su sangre. Y magnolias.
Lo llamo y corro hacia él, pero no avanzo; no lo alcanzo...
Se aleja cada vez más mientras siento sus latidos desvanecerse al ritmo que lo hace mi propia consciencia.
―¿Qué hacemos? ¿Qué hacemos? ―Una voz aguda y estridente perfora mis oídos.
―¡Iré a por Sizhao Li!
Un segundo timbre, algo más grave pero igual de preocupado y caótico, interrumpe los gritos.
―¡No! ―Un golpe, quizá alguien aferrando a otro con demasiada intensidad―. Sizhao Haiyang ha dicho que no podía venir a verle.
ESTÁS LEYENDO
Besar, casar y matar. Un juego de espadas
Fantasia⚠️ Contenido adulto (escenas de sexo explícito y violencia) ⚠️ • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • «¿Amar siempre fue tan complicado?» Hace años, cuando Alard y Línghún firmaron la paz, sus destinos quedaron entrelazados...