La suciedad que en mi dejaste.

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Sucia.
Solo así me puedo sentir así.
Aquel inolvidable 11 de Junio de 2022 que jamás olvidaré, pero no por buenas razones.

Me gustabas, mucho, accedí a tomar contigo dejando de lado que era la fiesta de mi amiga, me fui contigo hacia el fondo de la fiesta. Me emborrachaste, me besaste y me tocaste.

Me tocaste con esas asquerosas manos. Y aunque te quisiera me repugnas, sin embargo, más repugnancia me doy yo misma.

Me humillaste, me lastimaste, me menospreciaste, me usaste y al verme al espejo siento pena de mi reflejo. Siento asco al verlo. Está sucio, pero limpio el espejo y veo que no es él.

Soy yo.

Me veo a mi misma y voy al baño, me baño. Aún así al verme sigo sucia.

Aún al agarrar la esponja y tallarla sobre mi cuerpo desnudo, enjabonarlo, arañarlo, durar más de una hora en el baño, no se va, sigo sucia.

Muy sucia.

Quiero a mi mamá y le quiero contar, soy como una pequeña niña asustada, muy asustada y con miedo a tí, y a todas las personas que lleguen a saber. Si mi madre supiera que su hija se emborrachó y que así fue como la abusaron estaría muy decepcionada.

No quiero callar esto, así que la única opción que veo fiable a mí es publicar este diario desahogandome de una forma anónima, anónima y cobarde.

Que cobarde soy.

Tal vez más adelante lo acepte, cuando me deje de dar pena, o cuando deba dejar de verte la cara cinco días de los siete que tiene la semana.

Te maldigo, que con tus amigos entraste sin permiso en mí, se burlaron y probablemente a día de hoy sigan disfrutando como fue el verme borracha e inconsciente.

Tan frágil, tan pequeña, y sobre todo, tan fácil de cazar ante ustedes.

El Diario De La Niña Que Tocaste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora