VIII- Samhain Pt. 2

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31 de Octubre de 1982
Laboratorio Nacional de Hawkins.
Noche de Samhain Pt. 2

Inevitablemente mis ojos ardieron en lágrimas, pero quería mostrarme fuerte para él, si lloraba solo lo haría sentir peor, me obligué a tragar el nudo en mi garganta. Peter aún se acurrucaba en el arco entre mi cuello y hombro, no quería que lo viera, sus manos se mantenían en la puerta aún, y yo sin poder evitarlo, después de escuchar lo que me dijo, dejé de acariciar su cabello entre mis dedos para poner la palma completa de mi mano sobre su cabeza empujandola más sobre mi hombro, mi mano restante la pasé por su espalda y lo abracé. Porque a veces solo queremos eso, un abrazo que lo diga todo sin necesidad de preguntas ni respuestas.

Hubiera querido que lo hicieran conmigo cuando esto me pasó, hubiera preferido que me abrazaran a qué me asaltaran con preguntas para decir mis razones por las que lo había hecho, y aunque lo hice, mi hermana no lo entendió, solo le contó a mamá y aún recuerdo ese momento, ella me miró con esa expresión que ya mantenía siempre en su rostro, apagada y distante, lo único que me dijo fue: No seas absurda, Violette.

Y yo le creí, tal vez estaba siendo exagerada, hay personas con peores problemas en la Tierra y aún así resisten. Dejé de hacerlo, no me corté en las muñecas por unos años, no quería ser absurda. Pero mi ansiedad por hacerme daño no dejó de manifestarse, cuando mis compañeros me ignoraban apretaba mis manos en puños encajando mis uñas en las palmas, hasta que sentía la humedad de la sangre saliendo de ellas y en casa, los gritos de las peleas de mis padres era el ruido permanente, y desarrollé una obsesión con el fuego, dejaba que la cera de las velas cayera en pequeñas gotas sobre mis muslos y los cigarrillos de papá los encendía solo para quemarme con la punta en mis brazos. Volví a cortarme en cuanto llegue aquí, el vidrio que tenía guardado, no solo me serviría al salir de aquí, también me servía cuando quería desahogarme y no podía hacerlo con nadie más que mis heridas. Me repetía a mi misma lo absurda y patética que era por recaer cada vez que lo hacía, hasta que Peter llegó.

*Flashback*

"Nadie nace odiando la vida ni con el deseo de dañarse, las personas sin darse cuenta, te enseñan a hacerlo y tú terminas creyendoles. -dijo seriamente, envolviendo mi muñeca en dónde se encontraba mi marca del laboratorio. Siempre dibujaba sobre ella con el vidrio para que no se notaran las cicatrices-. Te aconsejo que, no muestres nunca tu dolor, no sabes quién puede usarlo en tu contra.

Trataba torpemente de limpiar la sangre del piso, no quería mirarlo mientras sollozaba en silencio, sentía una gran vergüenza de mi misma.

-Solo quería dejar de sentirme sola...-susurré para mí, pero él lo escuchó. La soledad ya vivía conmigo, pero en el laboratorio parecía haberme aplastado.

Cuando terminé de limpiar las pequeñas gotas, recargué mi cabeza en la pared y cerré los ojos, él aún seguía con mi muñeca entre sus manos, pero ya no envolvía la venda, solo la mantuvo ahí.

-Hey...-me llamó en un murmuro y finalmente lo miré, mis ojos enrojecidos  lo observaron con detenimiento-. Es un honor no encajar en la sociedad. Eres un privilegio.

Todos me decían mentiras: "no estás sola.", "estamos contigo.", "te entiendo." Profesores, psicólogos y Brenner. Por primera vez oí algo sincero que me llenó el corazón de curiosidad y me hizo sentir especial.

Peter tomó mi muñeca con sus dos manos, la levantó con sumo cuidado como si hubiera tomado algo muy frágil, y mientras me veía con fijeza dió un beso por encima de la venda. Yo solo lo contemplé anonadada, sin saber que decir, sintiendo una explosión dentro de mi y una voz interior comenzó a tartamudear enrojeciendo. Se acercó y se puso a mi lado copiando mi posición.

(EN PAUSA) The Rainbow Room - Fanfiction Peter BallardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora