V- Sueño

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Caminé con sigilo por aquel lugar frío y desierto, manchas escarlata bañaban las paredes en diferentes direcciones, las luces parpadeaban con rapidez y a la vez con lentitud, una alarma ensordecía mis oídos pero me parecía conocida. Seguí el origen de los gritos que inundaban el laboratorio con las piernas temblando. Entré al salón arcoiris y lo ví a él, una figura oscura al final del cuarto con la mano estirada hacia alguien, más pequeño que él, también consumido por lo sombrío del salón, que ahora no tenía nada de la felicidad que conlleva un arcoiris, sino la tenebrosidad de una cueva. Miré a mi alrededor y lo contemplé.

Sangre... -se tiñó aún más de su oscuro color.

Huesos... -se escuchó el crujido junto con los acelerados latidos de mi corazón.

Humedad... -se enfrió y desvaneció su calidez.

Gritos... -se agudizaron en la sala, haciendo zumbar mis oídos.

-Pequeña... -susurraron detrás de mí.

Giré mi cuerpo para conocer la procedencia de aquel llamado, pero antes de que pudiera hacerlo, una voz gritó un nombre desconocido para mi con más fuerza aún, justo en mi oído.

-¡Henry!

-¡Dos, despierta! -alzó otra voz.

Finalmente reaccioné, la mitad de mi cuerpo, de mi cintura para arriba, se levantó como resorte jadeando, mi mano instintivamente tomó mi pecho y  entrecerré los ojos tratando de visualizar el rostro de la persona que me había despertado, Peter se encontraba en cuclillas a mi lado. Me había quedado dormida en lo que él salió hacia enfermería. Mi sueño que me frecuentaba cada vez más, fue diferente a las otras veces está vez, era el mismo pero fue como si avanzara. Oí la manera en la que Peter me llama, pero no pude ver quién era, y acto seguido un grito con un nombre desconocido.

Esto cada vez es más confuso.

-¿Estás bien? -me interrogó poniendo una mano en mi frente acercando su rostro al mío-. Estás sudando y murmurabas en tu sueño.

-No es nada. -susurré quitando su mano de mi frente. Mi estómago comenzó a vibrar de nuevo con rudeza indicandome que aún no terminaba.

-¿Volvió? -preguntó en voz baja refiriéndose a la pesadilla que él sabía que me atormentaba y que me afectaba cada que sucedía.

Asentí sintiendo un nudo en mi garganta, mi cuerpo manifestó aquello frunciendo mi boca en un pequeño puchero, Peter lo notó. Doblé mis piernas y puse mis manos alrededor de ellas.

-No tienes porqué esconder tu miedo, no conmigo...-murmuró colocando su mano en mi rodilla y eso bastó para que mis ojos comenzarán a ponerse llorosos-. Soy yo, no me temas a mi.

No sé si es el alcohol lo que me hace ser tan sensible en este momento o es el hecho de que ese sueño siempre me ponía los pelos de punta, pero no pude evitar soltar un par de lágrimas que Peter limpió con rapidez.

-No lo entiendo...-solté sollozando en silencio-. No sé lo que es, ni de dónde viene, pero quiero que pare. -le susurré viendo el azul intenso de su mirada y el suspiro que él soltó después.

-Ven aquí. -pidió dándome una cálida mirada.

Peter se arrastró más cerca de mí hasta llegar a mi lado, se recargo en la pared al igual que yo y puso un brazo por encima de mi hombro acercándome a él, coloqué mi cabeza su hombro, mi mano en su pecho y cerré los ojos. Sólo él podía transmitirme tanta paz en un solo instante. Mi yo interior danzó de alegría al tenerlo tan cerca de una manera física e íntima también.

(EN PAUSA) The Rainbow Room - Fanfiction Peter BallardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora