•Capítulo 3

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Han pasado tres días desde que conocí a Justin, y ahora me encuentro caminando a las doce de la noche para encontrarme con él en el sitio acordado.

Me dirijo a un viejo parque llamado Miraflor. Según Justin, el parque es llamado así porque en primavera todos los árboles florecían adornando el paisaje con tonos morados, blancos y bermejos, y la gente que pasaba admirando el paisaje decía: "Mira las flores".

Cruzo un paso de cebra que tiene la pintura desgastada y sucia, y empiezo a caminar a paso ligero cuando veo ya los primeros árboles del parque.

Llego y disminuyo el paso al no ver a Justin en la entrada. Me siento en uno de los primeros bancos que hay y me dispongo a esperar.

Es increíble la confianza que tengo con él en estos pocos días. No le conozco lo suficiente pero la confianza y comodidad ha empezado a dar sus primeros frutos.

Escucho pasos en la oscuridad de la noche y miro hacia mi derecha para ver a Justin caminando hacia mi con las manos metidas en su abrigo y su mirada baja pateando a las piedras.

-Llegas 30 segundos tarde - río.

Alza su mirada y la vuelve a bajar sonriendo sin mostrar su hermosa dentadura y patea una pequeña piedra mientras da los últimos pasos hasta sentarse a mi lado.

-¿Cómo estás, cariño? - se deja caer en el banco encorvándose y soltando un largo suspiro.

Al menos en estos dos días he descubierto que es común en él poner apelativos cariñosos a todo ser vivo o inerte. O si no, ya tendría mi mano pegando a su nuca.

-Ya sabes, he intentado recorrer la ciudad buscando trabajo, he ido a mi solitario apartamento y nada interesante ha pasado en todo el día, ¿y tú cómo estás, Bieber?

-Podría decirse que bien...

Apoya su cabeza en mi hombro y cierra los ojos suspirando.

Cuando ayer me contó algunas cosas de su vida, también descubrí que es muy expresivo sentimentalmente.

Por cierto, descubrí que trabaja de vigilante en aquel gran rascacielos torcido del otro día.

Impone, ¿eh?

-¿Qué te pasa? - pregunto.

Levanta su cabeza, obligándose a mirarme.

-Luego te hablo de ello, ahora necesito que vengas a un lugar, por favor.

Asiento y se levanta primero. Mi vaguedad me hace levantarme lentamente con un pequeño gemido.

-Te vas quedando un poco más vieja cada día, Beckett - ríe.

-Si eso te levanta tu mal día de perros, sí.

Me meto las manos en el bolsillo palpando mi móvil por inercia y sigo a Justin a través de las calles encendidas de luces pero a la vez apagadas.

Media hora y 15 preguntas sobre adónde vamos, llegamos a nuestro destino.

Miro hacia arriba y veo un cartel de bombillas anunciando un show.

-¿Me has traido al Teatro Real? ¿Qué vamos a hacer aquí? - Justin me mira levantando una ceja con media sonrisa pasmada en su rostro cuando le acribillo a preguntas. - Es muy raro que haya alguna obra tan tarde, seguro que me has traido para ver algo porno. ¡Eres asqueroso!

Refunfuño como una niña pequeña y doy un golpe seco en el aire con los brazos.

Justin carcajea.

-Primero, sí, estamos en el Teatro Real. Segundo, vamos a ver una obra que no tiene nada de porno, y que sepas que el horario es una forma de ver las cosas, pero hoy no. Y deja de ponerte enfadica ¡es muy divertido!

Le miro con los ojos achinados y puedo ver la buena malicia en sus ojos y su diversión en su rostro.

Con que esas tenemos...

-¿Qué tiene de bueno el teatro? No me va ni me viene, además, si te molesta mi carácter defensivo, me largo ahora mismo.

A logrado chincharme y sabe que nadie me aguanta cuando me pongo así.

Se aclara la garganta, y eso en él significa que, o bien, va a darme un discurso como el que me dio hace unos días, o bien lo he ofendido diciendo lo del teatro.

Abre su boca, y ahí va.

-______, el teatro ofrece a quien lo disfruta incontables beneficios, tanto individuales como sociales. Algunos de nivel individual pueden destacar; la confianza en uno mismo, mejora de expresión corporal, autoconocimiento, mejora de la autoestima, concentración, desinhibición, control corporal, relajación, aumento de la creatividad y mejoras en los problemas de timidez.

Mi pequeño pique se contrae hasta desparacer y solo puedo aguantarme las carcajadas que amenazan con salir de mi boca al ver a Justin en la tipica pose de profesor soltando tal discurso.

》De los beneficios sociales; la flexibilidad ante nuevas propuestas, escucha activa, paciencia, comunicación, confianza en el otro, tolerancia, trabajo a nivel grupal y la toma de decisiones.

Acaba y asiente complacido de sí mismo con una mirada pretenciosa y mi risa resuena en toda la entrada del teatro.

Mi momento de ponerme alerta y a la defensiva por mi poco agrado al teatro da lugar a carcajadas nuevas y a una mirada de reproche.

-No me mires así, Justin. Pareciera que te ha llevado la tarde entera aprenderte ese discurso y me has chinchado solo para soltarlo. Agusto te has quedado, ¿eh?

Disimula una sonrisa y yo sigo sin borrar la mía.

-Lo cierto es que llevo con eso aprendido desde que me apunté a clases de teatro en el instituto.

Me convence para entrar a ver la obra de una muy buena calidad y acabo aceptando con la condición de que si no me gusta, nos marcharemos aunque Justin tenga irremediables ganas por verla entera.

Tenemos un momento de carácter ácido a la hora de pagar las entradas, y al final cada uno se paga la suya.

Nos sentamos en nuestros asientos guiados por un acomodador de mediana edad y un olor a sudor tremendo.

-Solamente el olor de ese ser, hace que odie un poco más los teatros - digo mientras me siento en la butaca.

Estamos en la cuarta fila en el centro, así que tenemos una buena vista del escenario.

-Oh, venga, ______. Deja tu carácter de siempre y dale una oportunidad.

Se ríe bajo y desabrocha su abrigo para colgarlo en el respaldo del de alante.

Le imito y ruedo los ojos bajo su mirada.

-Vale, pero seguiré teniendo en cuenta nuestro trato, Justin.

-¡Bien, te quiero! - me rodea con su brazo y siento como sus músculos se contraen bajo esa sudadera gris.

Mi corazón da un salto pequeño. Hace mucho que nadie me dice esas palabras, y tener a un buen amigo con una sexy sonrisa que te lo diga, es el cielo. Y espero que me quiera de verdad.

-¿En que piensas?

Mis pensamientos se desvanecen y no se me pasa por la cabeza mentirle.

-Que esta bien tener a un amigo de sexy sonrisa que me quiera, y espero que aunque me conozcas de poco, no me mientas en eso.

Me sonríe y me besa la mejilla con sus labios carnositos. Los tiene humedecidos por la saliba y me río mientras me restriego con la palma.

-Aunque diga muchas cosas, nunca digo nada si no lo siento. Y voy a empezar a mosquearme como le prestes más atención a mi sonrisa que a mi.

Nos reimos y cuando la sala esta llena apagan las luces y me apoyo más en el brazo de Justin.

Miro hacia adelante, y el telón se corre.

Veamos a ver cómo sale la experiencia.

Night's light {Justin Bieber} PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora