♡1: La ciencia de...

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-Y por medio de todas estas etapas es que obtenemos dos células nuevas...bien ¡es todo por hoy jóvenes! Recuerden que la próxima clase tenemos la práctica en el laboratorio del edificio 2, buen día a todos.

La clase había terminado y el profesor salió del salón, Minho tomó sus cosas y con paso apresurado se dirigió fuera,  era su primer día como alumno practicante en el  laboratorio de Biología Molecular en el instituto de ciencias genómicas de Seúl, lugar al que había anhelado tanto entrar.

Lee Minho era un chico de 22 años, estudiante de la carrera de investigación biomédica en la universidad de Seúl, estaba en su último año de estudios, le apasionaba la ciencia pues sus padres se dedicaban a ello por lo que creció en ese ámbito y podía decir que le fascinaba, consideraba que  su sueño era el de ser un científico destacado y vaya que lo estaba logrando, contaba con un elevado intelecto y su desempeño académico era impecable, y por si fuera poco contaba con una belleza excepcional que lo dotaban de una enorme  confianza en sí mismo, esto en ocasiones  resultaba un mínimo molesto  para sus amigos, y no me  malentiendan,  la confianza en un uno mismo no es mala... no siempre y cuando sepas respetar la opinión y el punto de vista de los demás, pero al chico de 1.72 cm, cabello castaño, ojos almendrados y nariz afilada, esto lo tenía sin cuidado, para Minho el hecho de tener la razón ante todo lo que fuera comprobable o tangible era lo más importante en el mundo; disfrutaba de refutar cada cosa con bases científicas, rayando en el límite de considerar involucrarse con las creencias de los demás, debido a esto su personalidad  a veces era percibida como petulante, principalmente cuando se tocaban temas acerca de religión y espiritualidad.

Minho solía estudiar la mayor parte del tiempo que tenía libre cuando no estaba trabajando los fines de semana o dedicándole tiempo a su otra actividad favorita la cual era sentarse en el parque cerca del río Han y observar a la gente, o mejor dicho sus ojos, consideraba que había quienes tenían "ojos enigmáticos", gustaba de pedirles dejar tomar una fotografía con su cámara con lente especial, se excusaba diciendo que era meramente con fines científicos, y vaya que si lo era pero en mayor parte se debía a la fascinación que sentía por su complejidad.

Le atraían e inquietaban temas sobre la evolución ocular, lo había elegido como su campo de estudio en su camino como científico, le resultaba fascinante la belleza que posee el ser humano en sus ojos, el color y todos esos surcos que conforman el iris de cada persona, porque... por si no lo sabían esos surcos son completamente diferentes en cada persona, incluso entre ambos ojos de una misma persona, nos identifican al igual que una huella dactilar, al castaño le enloquecía pensar en el hecho de que no importara cuantas fotografías de ojos lograra tomar nunca tendría la de dos pares de ojos que fueran iguales...

Un chico bastante peculiar, que no sabía que pronto conocería a alguien que pondría en jaque todo aquello que siempre había obviado como fiel creyente de la lógica, lo comprobable y lo tangible.

Fue en aquella  fiesta de halloween, una fiesta universitaria  de un jueves por la noche que a cualquiera le resultaría bastante fome de no ser porque la gente iba vestida, lo que volvía a todos más extrovertidos y sociales por el hecho de que si tu disfraz lo permitía tu rostro estaría oculto dejando a la eterna incógnita cualquier acto vergonzoso o impúdico que cometieras.

-Vamos Minho! Es viernes por la noche, además es halloween, no seas aburrido y únete!

-Ya te dije que no, Bang! no tengo el ánimo de salir a socializar, tengo tarea de genética y un montón de fotografías de ojos que archivar... además te ves ridículo con ese disfraz, muévete!

Chritopher Bang era su mejor amigo y compañero de habitación en el campus, estudiante de la maestría en producción musical, un joven un par de años mayor a él, apuesto, alegre, sociable... y muy insistente, quería arrastrar a Minho consigo a una fiesta organizada por el departamento de arte.

-Claro que lo necesitas! saliste con Minju por... un par de semanas? Cómo te sientes sobre eso?

-Por cuarta vez, ya te dije que estoy bien. Minju entendió que no tendré tiempo ahora que comenzó mi periodo de práctica en el laboratorio, pienso que es bastante amable por haberlo entendido y desde el inicio supe que terminaría  de manera rápida, creo que después de todo ella no me atraía como creí.

-Lo siento por Minju, insistió bastante en que salieras con ella, espero que se encuentre bien. Como sea, tienes que salir y distraerte así que levántate, nos vamos!

-Está bien, Bang. Entiendo lo insistente que puedes llegar a ser y solo por eso voy a ceder, pero si me aburro me largo de inmediato.- reprochó Minho una vez que aceptó ir con su compañero, pues muy en el fondo aquel día no tenía ganas de quedarse en el dormitorio.

-Perfecto! No te quites la bata de laboratorio, te queda bien como un disfraz de médico o científico chiflado, que piensas te gusta mi disfraz de vampiro?- Le dijo el joven fornido y de cabello rubio mientras lo despeinaba y le colocaba unos lentes para complementar su "disfraz".

-De que hablas? Esto no es un disfraz, anciano! Y no, no me gusta, te ves horrible!- bromeó sabiendo que a su compañero no le importaba. 

Y así fue como el castaño fue arrastrando fuera de la habitación, pero antes se seguro de llevar consigo su cámara, la colgó alrededor su cuello, sabría que terminaría por aburrirse de las conversaciones de todos aquellos que no hablaran de ciencia, terminaría huyendo y podría ir a las orillas del río Han a buscar ojos enigmáticos para fotografiar... o tal vez se cruzaría en aquella fiesta con al menos una persona de quien querría una fotografía de sus ojos.

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La fiesta era en el antiguo edificio de la facultad de danza, Bang atravesó la puerta y no dejó de saludar a cualquiera que se le cruzaba, Minho sabía que era alguien bastante popular pero no imaginaba que a ese grado por lo que pudo presentarle a varios de sus amigos, la mayoría de ellos estudiantes de danza y canto. Mientras su compañero de habitación se dirigió a saludar a otros amigos logró integrarse con quiénes estaba sentado a petición de él, por unos cuantos minutos se entretuvo escuchando pero se aburrió de no entender las conversaciones sobro programas de edición musical o  posiciones de los pies en ballet, sobre los errores que cometían al pasar de plié a relevé, tal como lo pensó, no se sentía en un ambiente del cual estuviera gozando los temas de conversación. de pronto comenzaron a hablar acerca de chismes sobre relaciones fallidas... como la suya con Minju, y entonces decidió huir de ahí con el pretexto de ir a buscar una bebida.

Tomo una bebida de la barra y camino por ahí sin rumbo hasta llegar a una escalera que dirigía hacía la salida de emergencia, supuso lo llevaría a la azotea y así podría alejarse del ruido y observar el resto de la universidad iluminada por la noche. mientras subía los escalones observó su reloj de analógico de mano.

-Las 11:11? la hora espiritual? ...Qué tontería! debo conseguir ya un reloj digital, mejor dicho las 23:11.- Pensó para sí mismo mientras pisaba cada escalón.

Al llegar a la puerta la empujó con fuerza, al abrirla se sobresaltó ya que lo primero que observó fue a una persona de contextura delgada quién iba vestida de ropas color negro, portaba un arnés y un pasamontañas (algo parecido a un traje bdsm), esa persona estaba al borde de la cornisa... a punto de saltar.

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"ORÍGENES"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora