III

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Plip....

Plop....

Las gotas empezaron a caer, cosa que ya me lo esperaba. Por alguna razón mi tía era muy sentimental con Mirabel, aún que yo era su favorita claramente.

Mientras me alejaba más del pueblo, más complicado se me hacía seguir caminando...

La tierra se convirtió en barro con el tiempo, y el sol que había estado brillando todo el día se había desvanecido.

Me di media vuelta cuando estaba un poco más arriba de una montaña y ví que la nube imensa que estaba cubriendo todo el Encanto, venía de mi casa...o de mi ex-casa.

No pensaba volver ahí después de lograr mi cometido, aún que ya le advertí a mi mamá, esa niña castrosa ni iba a estar viva en un par de horas. Estaba decidida.

Decidí hacer un plan, un plan para finalizar todo lo que había empezado. Así que me senté en una roca para pensar mientras veía a todo el mundo meterse en sus casas para no mojarse.

Al cabo de un rato se me ocurrió entrar a escondidas a mi casa, así, cuando dejen sola a Mirabel, lograría acabar con ella se una vez por todas.

Pero ahí empecé a dudar sobre todo lo que había pasado si quería ver sufrir a esa mocosa, que solo con pensar en ella me molestaba, pero no sabía si la quería matar de verdad...

Solté un suspiro y coloque mis manos sobre mi cara haciendo un sonido de frustración.

—¡No me comprometí con Mariano, por culpa suya, arruinó la fiesta de Antonio, Luisa no puede levantar ni el Piana, todo por culpa SUYA!— Grité tirando una piedra por el enojo ¡Toda mi vida había sido arruinada por su culpa!

Me levanté molesta, lo decidí, empecé a caminar con paso firme hacia esa casa, no por el pueblo ya que no quería que alguien me viera.

Llegué a mi casa por un costado llena de barro, no me importó.

Me asomé por una de las ventanas de la cocina cubriendo me con un arbusto.

—Ay— chillaba una voz bastante familiar —Me duele la mano...no puedo creer que tenga espinas en la mano— dijo mi hermana al punto del llanto.

—Se lo merecía— murmuré para mis adentros

De repente mi mamá apareció, no la había visto antes pero al parecer estaba preocupada, aún que no creía que fuera por las heridas de mi hermana, ya que las podía curar rápidamente.

Su preocupación era mucho más que solo eso.

—Come— le dijo mientras le ofrecía un plato con buñuelos. Mi hermana agarro uno y apenas le dió un mordisco todas sus heridas desaparecieron.

Pero yo sabía algo...algo que me di cuenta hace un par de meses. La comida de mi mamá falla a veces, o no cura completamente como debería ser.

No importa cuánta comida le de a mi hermana, siempre va a estar un poco débil por lo que le hice...era perfecto.

Aún que nunca pensé que la magia fallaba como anuncio Mirabel hace días...

—¿Estás mejor amor?— preguntó mi mamá. —Bien— respondió Mirabel con una sonrisa de costado.

Agh...esa sonrisa, tan horrible, tan molesta...solo quería acabar con ella. Sabía que mentía, siempre sabía que mentía con todo...siempre fingiendo, y yo era experta en eso.

𝖴𝗇 𝖤𝗌𝗍𝗈𝗋𝖻𝗈 (𝘐𝘴𝘢𝘣𝘦𝘭𝘢 𝘝𝘪𝘭𝘭𝘢𝘪𝘯 𝘈𝘜)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora