𝗶. 𝗴𝗼 𝘁𝗶𝗴𝗲𝗿𝘀

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‎ ‎ᰍ  .  ° 𝗇𝖾𝗐 𝗅𝗂𝖿𝖾 .   ˎˊ˗
: 𓏲🎞️ ๋࣭ ࣪ ˖✩࿐࿔ 🕰️

La pérdida de Jim Hopper dejó a Emma destrozada. Sentía que nada tenía sentido ahora que él no estaba con ella, que nada valía la pena ya. Y ahora que Once tampoco estaba, el sentimiento de soledad se apoderó de ella.

Tal vez mudarse con la familia Byers como Once era la mejor opción, pero no se sintió capaz de abandonar ni su casa ni sus amigos. No fue capaz de irse de Hawkins, lo único que le quedaba de su padre.

Al principio lo llevó algo bien, pero cada vez, Emma empezaba a sentirse más culpable, culpable por dejar a Hopper solo mientras ella se iba a estudiar a Francia, culpable de dejar que Once se fuera de Hawkins y culpable por dejar de lado a todos los que en aquel momento fueron sus amigos.

Cuando empezó el instituto, Emma empezó a ignorar a cada uno de sus amigos. Sentía que si se apartaba de ellos, su vida volvería a ser normal, pero poco sabía ella de que aquello sólo estaba empezando.

Steve sabía que Emma lo estaba pasando mal después de la muerte de Hopper, y le hizo saber que podía acudir a él siempre que lo necesitara, pero como era de esperar, Emma nunca acudió a nadie, y esa fue la peor decisión que tomó en su vida.

Con la única con la que seguía hablando era con Max, que estaba pasando por algo parecido a ella. Tras la pérdida de su hermanastro Billy, Max y Emma se unieron un poco más, y a la vez, se alejaron de sus amigos, pensando que así evitarían los problemas del otro mundo.

Pero las cosas cada vez iban a peor con Emma. Últimamente, desde hacía una semana, Emma no había parado de tener unas pesadillas y visiones algo extrañas. Siempre eran iguales: Emma se encontraba en su casa a oscuras con luces rojas donde las manejillas de un reloj sonaban mientras la voz distorsionada de Hopper se oía de lejos. Unos segundos después, unos pasos se empezaban a escuchar acercándose hacia ella, seguidos de una voz bastante grave. Y cuando esa persona estaba por dejarse ver, Emma siempre se despertaba.

Y hoy no fue diferente.

Emma se encontraba de nuevo dentro de esa pesadilla. Los pasos cada vez se hacían más presentes y la gruesa voz cada vez más alta, y cuando por fin se iba a dejar ver, Emma abrió sus ojos.

Con lentitud, Emma se sentó sobre la cama mientras se rascaba los ojos ante los rayos de luz que le daban directo en la cara. Emma odiaba madrugar, sobretodo para ir al instituto, así que con pesadez, hizo su mejor esfuerzo para levantarse de la cama. Pero cuando sus pies tocaron el suelo, Emma tuvo que apoyarse contra la pared para no caer al suelo mareda. Aquello no le sorprendió porque últimamente había estado mareándose constantemente al haber dejado de comer.

Emma había estado sintiendo que como su vida estaba completamente fuera de control, lo único que ahora podía controlar era la comida, es decir, las cantidades que ingería, las horas, las veces que comía al día y su peso. Era lo único que la reconfortaba en estos días en los que Emma lo estaba pasando realmente mal.

𝘁𝗵𝗲 𝗯𝗼𝘁𝘁𝗼𝗺, 𝘀𝘁𝗲𝘃𝗲 𝗵𝗮𝗿𝗿𝗶𝗻𝗴𝘁𝗼𝗻 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora