Tn P.O.V
Me desperté en el mismo claro donde me había dormido. La luz del sol indicaba que ya se había hecho de día, y esta misma luz molestaba a mis ojos sensibles. Me dolía bastante la cabeza y apenas podía recordar lo que había pasado. Levanté la mirada y me encontré cara a cara con la estatua del triángulo de un ojo. Oh. ¿Había pasado de verdad? ¿O fue simplemente un sueño realista causado por todas las cosas raras que había visto en un solo día?
Me levanté sin hacerme más preguntas, pues eso sólo empeoraba mi dolor de cabeza. No tenía ni idea de a dónde ir, así que decidí dirigirme al este, que es la dirección que mis padres siempre me dijeron que tenía que ir si me perdía. Nunca le di mayor importancia, pero ahora estaba algo agradecida de lo paranoicos que eran. Si que me había servido de algo. Busqué mi teléfono en mi bolsillo trasero, suspirando agradecida cuando esta vez si lo encontré y pude ver la hora. Oh Dios. Eran las once de la mañana, según mi pantalla. Y según esta, mis padres me castigarían de por vida. Al menos veinticinco llamadas de cada uno de ellos y unos doscientos mensajes que se prolongaban por toda la noche y mañana hasta las diez. Es bastante extraño que hubieran dejado de escribirme así como así.
Se me pasó por la mente que el trato con mi guardián de los sueños, Bill, hubiese funcionado. Pero eso sería estúpido, si fuera real, ¿qué poder tendría un ser que sólo existe en la mente en el mundo real? Desbloqueando mi móvil, abrí la aplicación de la brújula y comencé a andar hacia donde apuntaba la aguja.
Apenas había pasado una hora cuando ya perdí toda esperanza de volver a la civilización. Estaba cansada, hambrienta y sedienta; mis piernas no daban más de sí. Me sentía observada por los árboles y acosada por los pájaros, que parecían reírse de mí en silencio. Llegó un momento en el cual me senté en el suelo, mi espalda apoyada contra uno de los tantos árboles. ¿Alguna vez volvería a casa? ¿Moriré aquí? Con el tiempo que he vivido en Gravity Falls sé que no patrullan el interior del bosque frecuentemente podrían pasar días e incluso semanas antes de que cualquier humano pudiera encontrarm-.
-¿Hola? ¿Hay alguien aquí?
Levanté la cabeza con mis ojos llorosos de la emoción. ¡Esa era la voz de Dipper, estaba segura! Volví a ponerme de pie, tambaleándome un poco por el cansancio, y comencé a caminar hacia la dirección de la que venía su voz.
-¡Dipper! ¡Soy yo, Tn!- le respondí gritando, esperando que me oyese y me encontrara.
-¿Tn?- pareció confundido. Tal vez sería porque jamás le dije cómo me llamaba. Aún así, reconoció mi voz- ¡No te preocupes, ya vamos a por ti!
'¿Vamos?', me pregunté. ¿Él y quién más? Sacudí mi cabeza dejando de lado mis pensamientos, eso no me ayudaría en nada. De repente, vi un cuerpo delgado junto a un árbol. Corrí hacia él, feliz de haber encontrado a mi amigo. Cuando me acerqué más, paré en seco. Este no era Dipper Pines. Al contrario, era una chica con cabello castaño, jersey rosa y falda morada. A su lado apareció el verdadero Dipper con una expresión de preocupación en su cara, que cambió de golpe al verme. Ahora con una sonrisa, se acercó corriendo a mí, abriendo los brazos. Los cuales bajó al instante, avergonzado, al haberlo pensado mejor. Tal vez no quería abrazar a una persona que conoce de un día, con el pelo alborotado, la ropa sucia y sudada. Lo comprendía.
-¿Qué haces aquí? ¡El bosque es peligroso!- puso sus manos sobre mis hombros, agitándome suavemente.
-Oh chico, no te lo vas a creer. Pero antes, ¿no tendrás nada de comer? He pasado la noche en el bosque.
Me miró sorprendido antes de girar la cabeza hacia la otra chica, que había tosido sutilmente. Pareció entender lo que quería y rápidamente se echó a un lado para que ella diera un paso adelante y comenzara a hablar.
