𝑴𝒚 𝒏𝒆𝒘 𝒇𝒓𝒊𝒆𝒏𝒅... 𝑪𝒉𝒐𝒖 𝑻𝒛𝒖𝒚𝒖

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—¡Realmente tienes que...! ¡Tienes que estarme jodiendo, Sana!—Momo gritó, golpeando el suelo con su puño. Se había caído de la cama de Sana —en la cual se encontraban originalmente hablando después de que la chica llamase a su mejor amiga en busca de desahogar todo lo que tenía en su interior desde aquél infortunado suceso— debido a la exagerada risa maniaca que no había cesado desde que Sana empezó a relatarle su primera charla con Chou Tzuyu.

—¡Demonios, Momo, deja de reírte!— Exclamó la menor, lanzándole una almohada en el rostro a su mejor amiga, frustrada, avergonzada y muy roja. —Me haces sentir mucho peor.

La mayor inhaló un par de veces antes de encontrar su voz.

—No creo que eso sea humanamente posible, Sanita.— Confesó su mejor amiga, apoyando sus codos en el colchón de la cama, aún sentada en el piso. —Es decir, lo primero que sale de tu boca la primera vez que hablas con una criatura inocente como Chou Tzuyu es: "¿Me dejas chupártela?"— Las mejillas de Minatozaki estaban ahora en un intenso tono carmesí.—Sólo porque quedaste sorprendida por el enorme tamaño de su mini-Tzuyu, no tan mini, según lo que me estás contando... no te da derecho de ser una indecente. Debiste invitarle un café primero.

—¡Momo, ya basta!— Gritó Sana, tirándose de espaldas en su cama, cubriendo su rostro con una almohada, ahogando un grito de frustración en ella. Tenía ganas de llorar debido a lo avergonzada que se encontraba con Chou Tzuyu.

Demonios, después de haber soltado tal cosa, no se dio cuenta de la estupidez que había dicho hasta que el rostro entero de la chica se volvió tan rojo como una manzana madura. El labio inferior le tembló, no pudo decir una palabra y Sana, enseguida, se dio cuenta de lo profundo que había metido la pata.

"L-lo siento... creo que debo irme"

Fue lo único que pudo articular la pelinegra, quien se olvidó de inmediato de su ducha y salió corriendo con la ropa a medio poner, dejando a Sana con una disculpa en la boca y la vergüenza más enorme que había experimentado en su vida.

—Debo disculparme con ella. —Balbuceó Minatozaki, aún con el rostro enterrado en la almohada.

—¿Hm? —Inquirió su mejor amiga, subiéndose en la cama y quitándole la almohada del rostro. —¿Qué has dicho?

—Que debo disculparme con ella. No podré vivir en paz conmigo misma si ella sigue teniendo esa errónea impresión de mí, Momo. — Dramatizó la menor, sentándose sobre sus pantorrillas y meneando a su amiga de los hombros. —¡La traumaticé!

—Por eso tú me ayudarás a atraparla.— Canturreó Sana, sonriendo exageradamente.

—Si la vamos a "atrapar", se va a asustar mucho más. —Analizó Hirai, llevándose los dedos a la barbilla, con una expresión pensativa.

—¡Momoring! —Lloriqueó la menor, fingiendo llorar. —Debes ayudarme... quiero disculparme con Tzuyu... no puedo dejar las cosas así, aunque me muera por tener ese gran pene entre mis manos. Quizá si me disculpo con ella podamos ser amigas y me deje... me deje... oh, demonios, podría correrme tan solo si sigo pensando en ella.

—Ew, Sana, eres asquerosa. —Se queja Momo, empujando a su mejor amiga hasta hacerla caer al suelo. —Pero te ayudaré sólo porque tú me ayudaste a pedirle una cita a Dubu antes de que fuéramos novias. Te la debo.

—Eres la mejor amiga del mundo. —Grita Sana, lanzándose a los brazos de Hirai.

—Vale, te ayudo, pero a cambio de una sola cosa. —Pide la azabache, apartándose del abrazo.

—¡Lo que sea!

—No vuelvas a hablarme de tus sucios deseos con la gran polla de Tzuyu. —Ruega, haciendo una mueca.

𝑭𝒂𝒍𝒐𝒇𝒊𝒍𝒊𝒂 - 𝑺𝒂𝒕𝒛𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora