𝑩𝒊𝒕𝒄𝒉

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—Todavía me parece increíble que tengas auto y yo no. — Confiesa Sana, haciendo un puchero. Tzuyu suelta una risilla.

—Algún día tendrás un auto, Sanake.

—Ese es el apoyo que necesito. —Exclama la rubia riéndose sola. —Mis padres y Mina creen que no soy lo suficientemente responsable para tener un auto. —Murmura Minatozaki, frunciendo el ceño.

—Deberías darles razones para que te consideren una persona responsable entonces, Sana.

— Supongo. —Murmura la más pequeña, observando detalladamente el delicado perfil de Tzuyu. Cómo de sencillas serían las cosas si la chica no fuera la cosa más virginal que Sana había conocido en su vida. Debía admitir que, con el tiempo, se fue dando cuenta de que Tzuyu realmente era una persona muy bella. No solamente tenía un gran atributo allí abajo, sino que también tenía una linda sonrisa y unos ojos encantadores. Sana podía admitir sin temores que le gustaba... pero la chica probablemente moriría de la vergüenza si se lo decía, y ni hablar de darse un beso o algo parecido.

Así que las cosas eran más complicadas de lo que se veía a simple vista.

Incluso había hablado con Jihyo acerca de su reciente y nuevo gusto por la japonesa, pero siempre le decía que no perdía nada con intentar confesarse.

Al parecer sus padres tenían razón, pues Sana no era fanática de cargar con responsabilidades demasiado pesadas, y salir con Tzuyu implicaba darle tiempo de acostumbrarse a la situación y hacerle entender que no debía cohibirse por cualquier cosa... y Sana no contaba con paciencia suficiente para estar en una situación en la que Tzuyu fuese su novia y no poder tocarle o hacer con ella lo que en sus fantasías se presentaba con tanta frecuencia.

A pesar de que, el comienzo de aquella amistad, las disculpas, la amabilidad, fue todo por un enfermizo deseo de obtener la polla de la mayor, Sana estaba empezando a darse cuenta de que su plan no tenía fundamentos y, mucho menos, una razón válida de existir. Se podría decir que estaba empezando a considerar la idea de rendirse, pero era de esas cosas en las que no quería profundizar, pues tampoco era que desease alejarse de Tzuyu. Quizá... debería empezar a considerar la idea de que "sólo amigas" no era tan malo después de todo.

—No te preocupes, carita de bebé, nosotras estaremos pendientes de ti todo el tiempo, no te pasará nada. —La tranquilizó, acariciando su mejilla. Tzuyu le dirigió una mirada avergonzada, con un brillo de temor.

—¿Prometes que no te irás de mi lado, Sanashine?—Sana tembló bajo el efecto que esas palabras le provocaron en el estómago. Aunque sabía que Tzuyu se refería a esa noche en el club, Sana no pudo evitar ponerlas en más de un contexto... y se sintió estúpido por ello.

—C-claro...

La mayor sonrió ampliamente, haciendo al corazón de Sana entrar en grandes problemas. Ahora la menor temía que Tzuyu pudiese escuchar su insistente palpitar, pues estaba golpeteando demasiado fuerte contra su pecho.

Ambas salieron del auto y Sana de inmediato sacó su teléfono para llamar a Momo.

—Hola, amor mío. —Saludó la azabache del otro lado de la línea. La rubia rodó los ojos.

—Ya estamos aquí ¿Podrías salir para que nos dejen entrar? —Pidió Sana, caminando con Tzuyu a su lado hasta llegar a la entrada del club, donde un pequeño grupo de personas se aglomeraba alrededor.

—Mm, ya era hora de que llegaran. Es decir, ya todos estamos aquí, solo faltaban ustedes. —Empezó a decir su mejor amiga, mientras los sonidos tras su voz variaban constantemente, lo que le daba a entender que su amiga se estaba moviendo, probablemente caminando hacia la entrada. —Ya todos pensábamos que no vendrían por quedarse haciendo otro tipo de cosas, Sana-ssi...

𝑭𝒂𝒍𝒐𝒇𝒊𝒍𝒊𝒂 - 𝑺𝒂𝒕𝒛𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora