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Viernes.

Ah, finalmente, el quinto día de Stiles como maestro. Todo parecía ir increíblemente bien, sus alumnos no eran tan malos, incluso Dean parecía estar mucho más tranquilo. Stiles realmente se preguntaba cómo no se había animado antes a ser profesor.

Esa mañana se levantó de muy buen humor y se vistió ligeramente sencillo, casi imitando la vestimenta de sus alumnos, con una simple camiseta blanca y un pantalón oscuro de mezclilla, acompañado de un par de botines que el lobo había olvidado en alguna de sus visitas.

Peto todo lo bueno...lamentablemente tiene su final.

"Bien chicos, observen el perfil criminal..." señaló la pizarra aturdidamente.

Stiles observó a su clase con confusión, olvidando por completo de lo que hablaba, agitando su cabeza un par de veces como si eso pudiese resolver su extraña falta de memoria.

"Aquí podemos observer que el orificio de bala...entrada" susurró, llevando ambas manos a su rostro para tallarle con rudeza.

"Señor está bien?" preguntó Dean con preocupación, levantándose de su asiento inmediatamente para caminar hacia este y colocar un brazo su espalda.

"Si, yo..." bajo su cabeza ligeramente, notando como su nariz comenzaba a sangrar, manchado su camiseta lentamente.

"Hey!" escuchó a lo lejos.

Y finalmente todo se volvió negro.

...
La próxima vez que Stiles pudo observar algo no fue para nada agradable.

El joven maestro se encontraba en el hospital, con los preocupados rostros de Melissa y su padre observándole a una corta distancia, tan corta que podía notar que ambos habían estado llorando.

Especialmente su padre, quien le observaba casi como solía observar a su madre durante sus últimos días.

No fue para nada difícil de entender, lo supo de inmediato, eso no era nada bueno.

"Hijo" susurró el sheriff con suavidad, como si hablar más fuerte pudiese romperle.

"Estoy muriendo, No es así?" preguntó sin rodeos, observándole con seriedad.

"Stiles...hijo..." susurró su padre, dejando escapar un par de lágrimas, para después sostener su mano con fuerza.

"Cuánto?" exigió con dolor, permitiéndose   liberar un par de lágrimas también.

"Stiles...lo lamento" susurró Melissa.

Y con esas simples palabras finalmente el maravilloso mundo de Stiles se derrumbó por completo.

"Cuánto? Por favor" repitió, observándole directamente a los ojos.

"Stiles" suplicó con la mirada pues no se sentía lista para decirle, recibiendo de inmediato una negación por parte del menor "No mucho cariño" sentenció con dolor.

"Qu...quién lo sabe?" murmuró, ligeramente perdido.

"Solo nosotros" respondió su padre con suavidad, apretando el agarre sobre su hijo.

"No...no quiero que los chicos sepan...no aún" respondió de inmediato.

"Pero...pero Scott..." intentó hablar la mujer pero el menor le detuvo.

"Aunque quiera morderme lo más posible es que no podrá, hay posibilidades de que mi cuerpo no lo resista, no quiero esa carga sobre él" respondió de inmediato, sintiendo una enorme presión sobre su pecho.

"Pero hijo...por lo menos...deberíamos hablar con Deaton, quizá hay algo en sus libros, no lo sé, no puede terminar así" insistió el mayor, observándole con preocupación.

Goodnight Stiles - Sterek Donde viven las historias. Descúbrelo ahora