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Stiles se sentía increíblemente feliz.
Amaba y extrañaba Beacon Hills de una forma indescriptible y si, quizá no era el mejor lugar del universo para vivir en paz y armonía, pero es el hogar de su familia, el hogar de Derek Hale, lo que era definitivamente más importante.

La puerta de su Jeep se cerró con un suave golpe y sus pies comenzaron a marchar hacia la puerta de su vieja casa con Sirius como su fiel sombra y su corazón acelerado retumbando en su oídos, aún sin poder creer que volvería a vivir ahí, con su amado padre...cerca de su increíble manada. Su mano izquierda sostenía una enorme maleta con su bastón posado entre las agarraderas de esta, mientras que su mano derecha se estiraba ligeramente, intentando alcanzar el pomo de la puerta, pero como si de una película cliché se tratase esta se abrió antes, dándole la maravillosa vista de su uniformado progenitor.

"Hijo" le saludó con alegría, abrazándole con fuerza "Me alegra que estén de regreso ya extrañaba tus parloteos infinitos y esa asquerosa comida saludable que me obligas a comer" le apretó ligeramente, para después separarse.

"Es por tu bien papá, ya lo sabes" le recordó, dejando escapar una sonrisa, para después observarle con algo de repentina confusión.

"Pasa hijo, debes estar agotado, fue un largo viaje" mencionó, notando el rostro cansado de su hijo, haciéndose a un lado para darle espacio.

"Lo siento...estoy algo per...cansado...me he despertado muy temprano" murmuró, tallando su rostro con dureza "Te molesta si tomó una siesta?" .

"Claro que no hijo, es tu casa, siéntete libre de hacer lo que quieras" le ánimo, cerrando la puerta a su espalda, para después observarle con suavidad "Puedes dejar tu maleta aquí, la subiré más tarde, necesitas ayuda para subir las escaleras?" le observó con suavidad, esperando no ofenderle.

"Usualmente no necesito ayuda, pero ha sido un viaje my largo y mis piernas están algo entumidas, quizá no me vendría mal...no quiero romperme algo en mi primer día de regreso, además de que mañana llega el camión con mis cosas y necesito estar bien para desempacar" admitió ligeramente apenado, observando a su perro para evitar mirar a su padre.

"No es problema Stiles, en un par de años tú me podrás ayudar a subir también hijo"  bromeó, tomando su brazo izquierdo para apoyarle.

Después de dos extremadamente largos minutos Stiles estaba finalmente recostado en su cama, con Sirius sobre su pecho, su pierna ligeramente en alto gracias a una pequeña almohada y su cabeza suavemente posada sobre su brazo derecho.

Honestamente estaba más allá de agotado. Últimamente lo estaba más seguido que de costumbre. Aunque bueno, al menos tenía tres días libres antes de comenzar sus clases, suficiente para descansar e incluso divertirse un poco con la manada.

Y en cuestión de nada cayó profundamente dormido.

Y así estuvo por las siguientes cuatro horas, cuando el sol finalmente se había ocultado y su habitación se encontraba inundada por la oscuridad, con la luna llena como única fuente de luz. Y si el universo se hubiese apiadado de él fácilmente esas cuatro horas pudieron haberse convertido en ocho, quizá diez o doce, pero su estómago le obligó a buscar algo de comer y si él tenía hambre su pobre perro también.

Sin más Stiles se sentó sobre la cama y encendió la lámpara sobre su mesa de noche, en un intento de despejar su ser completo del sueño, definitivamente no quería terminar chocando con una pared o rodando por las escaleras.

Cuando su mente por fin tuvo más conciencia de su alrededor este descubrió algo que le hizo sonreír enormemente, justo frente a su lámpara había una bandeja de plástico con un contenedor transparente con lo que parecían ser un par de sándwiches y una botella helada de jugo de manzana. Pero aquello no era todo, su padre incluso se había tomado el tiempo para escribirle una nota, la cual no tardó en tomar.

Goodnight Stiles - Sterek Donde viven las historias. Descúbrelo ahora