La invitación

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La invitación





Harry tardó unos pocos segundos en reaccionar y cuando lo hizo llamó en un grito desesperado el nombre de Severus. Salió corriendo tras de él, pero el Pocionista ya había desaparecido. Harry lo buscó desesperado, llamándole una y otra vez, llegó hasta la calle y ninguna de las personas era él, sólo había autos y gente apresurada rumbo a sus destinos. Giró mirando a su alrededor, totalmente desesperado en busca de una señal de su presencia, pero no fue así.


El aire volvía a faltarle, se dejó caer de rodillas respirando fuerte en varias ocasiones hasta que logró controlar su ansiedad.


— ¿Lo soñé? —se cuestionó a sí mismo—. ¿Me quedé dormido?... No, no pudo haber sido un sueño.


Harry se resistía a hacerse la mayor de las preguntas ¿Severus ya lo recordaba? él nunca confesó a nadie los detalles de su historia con su profesor, sólo él y Severus lo sabían, pero Snape lo había olvidado. Ahora era sólo su secreto... pero quizá ya no.


Necesitaba comprobarlo.


De inmediato dejó atrás su estupor, no era de mucha ayuda en esos momentos. Sin pensarlo más, buscó un sitio donde desparecer con rumbo a Hogwarts.


Nunca en toda su vida, el trayecto que tuvo que correr desde las puertas de hierro hasta el castillo le pareció tan largo. Pero no se detuvo, siguió corriendo en su interior alegrándose de que fuese medianoche y no encontrarse ningún alumno en los corredores.


Llegó a la puerta de las habitaciones de Severus, pero por más que llamó nadie le respondió. No quería desanimarse por eso, sería desgastante volver a sentirse rechazado y llorar solo en el corredor, no pensaba hacer eso. Giró sobre sus pasos, entraría a esa habitación de la manera que fuera.


Dio vuelta al pasillo hasta la puerta del despacho de Snape, éste era mucho más fácil de abrir así que pronto estuvo en su interior, pero no hubo modo de entrar a la habitación desde ahí, la puerta que los comunicaba ya no estaba.


— ¿Qué pasa? —volvió a cuestionarse hundiendo sus dedos en su negra y rebelde cabellera—. ¿Porqué ya no está la entrada a sus habitaciones?


Un ruido lo hizo girarse varita en mano lo cual no era muy lógico estando en Hogwarts. Le sorprendió encontrarse con un hombre viejo que no conocía.


— ¿Quién anda ahí? —preguntó el recién llegado intentando iluminarse con una vela.

— ¿Quién es usted? —refutó Harry al desconocido que osaba entrar en el despacho de Severus.

— Vaya descaro, jovencito, el intruso interrogándome. —dijo adentrándose sin miedo, dirigió la luz a Harry descubriendo su identidad—. Oh vaya, eres Harry Potter.

— ¿Dónde está Severus? —siguió preguntando, no tenía ánimo de perder tiempo con el desconocido.

— ¿El Profesor Snape? Me temo que estás atrasado de noticias, jovencito, hace tiempo que dejó la docencia, soy su sustituto y ahora necesito que me digas porqué has activado la alarma de mi despacho.

— ¿Severus... se fue? —repitió sintiendo que las piernas le fallaban, bajó su varita intentando detenerse de una silla.


El nuevo Profesor se condolió del impacto de Harry, así que se le acercó mostrándose más comprensivo.


— No puedo decirte más al respecto, pero busca al Profesor Dumbledore y...


Harry no esperó a que terminara la frase, recuperó fuerza y salió corriendo en busca del Director, él tenía que saber dónde estaba Severus Snape. Muy lejanamente logró escuchar al nuevo Profesor de Pociones gritándole la contraseña más reciente hacia las escaleras mágicas de Dumbledore.


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Dumbledore apenas alcanzó a ponerse un albornoz encima de su pijama antes de salir apresurado a atender la puerta que era golpeada frenéticamente por una voz que reconocería en donde fuera.


— Calma, ya voy. —respondió anudándose la bata.

— ¡Apúrese, Profesor, por favor! —gritaba Harry sin dejar de golpear la puerta.


Cuando el Director abrió, Harry entró hecho un bólido mirando hacia todos lados como si pudiera encontrar a Severus escondido bajo algún mueble.


— ¿Dónde está?

— ¿Dónde está quién, Harry? —cuestionó intrigado y con la paciencia que siempre tenía para con su ex alumno.

— ¡Severus! ¡¿Porqué no está en el colegio?! ¡¿Porqué dicen que se ha ido?!


Dumbledore suspiró profundo, esperó ese momento desde hacía tiempo. Sacó su varita sirviendo un par de tazas de chocolate, pero Harry las ignoró mirando ansioso al Director por su respuesta.


— Severus se marchó después de la guerra. Me pidió tiempo y se lo di.

— ¿Tiempo? ¿Cuánto tiempo?

— Indefinido, Harry.

— ¿Y a dónde fue? —cuestionó esforzándose por contener la ansiedad.

— No lo sé, no he tenido noticias de Severus desde entonces.

— ¡¿Y ha estado tan tranquilo sin saber qué ha sido de él?!

— Respeto su decisión como respeté la tuya de marcharte igual.

— ¡No, no es cierto, usted no podría respetar algo así! ¿Es que cree que no me he dado cuenta que está al pendiente de todo lo que hago? Sé que hace igual por Severus... por favor, usted tiene que decirme dónde está.

— En este caso te doy mi palabra. Igual que me conoces a mí, conoces a Severus Snape, y sabes que si quiere alejarse de todo puede lograrlo.


Harry tenía que reconocer que era cierto, a Severus nadie podría encontrarlo si así se lo proponía. Desanimado se dejó caer sobre la silla más próxima mirando al suelo.


— ¿Porqué tenía que irse? —preguntó en voz baja, más para sí mismo—. ¿Porqué volver y luego marcharse sin decir nada?

— ¿Volvió?

— Lo vi. Hace unos minutos... me preguntó algo y luego se marchó otra vez.

— ¿Qué te preguntó?

— Nada... ya no importa.


Un último suspiro brotó del alma de Harry antes de ponerse de pie y marcharse lentamente, la prisa había cedido, ya no tenía caso correr más.


Ya no me ignores... suéñameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora