Descubierto
Severus sonrió sacando de su túnica un envoltorio escarlata conteniendo en su interior un elegante anillo matizado en dorado con un delicado rubí incrustado y que colocó en las temblorosas manos de Harry.
— ¿Esto significa lo que creo que significa? —preguntó Harry extasiado.
— Es una promesa, Harry. —respondió sujetando la mano del chico entre las suyas, feliz al sentirlo estremecerse cuando la rozó con sus labios justo en el sitio donde ahora lucía la sortija—. Un día, cuando estés listo y si sigues amándome, quiero que seas mi esposo.
— Estoy listo ahora. —aseguró lanzándose a sus brazos—. Te amo, Severus, no dejaré de amarte nunca en mi vida, quiero casarme contigo hoy mismo.
— Harry...
— ¡Necesito cinco minutos ahora, Sev!
— Los tienes.
— ¡Oh Severus, juro por mi alma que nunca me he sentido tan feliz ni tan enamorado! ¡Te quiero con todas mis fuerzas y sé que si un día te perdiera mi mundo entero se derrumbaría! ¡No me dejes nunca, Sev! Viviré esperando el momento en que cumplas esta promesa, te necesito de una manera casi aterradora. Mi alma, mi cuerpo, mi cordura, todo depende de ti. Me declaro tuyo por completo, cada respiro será para ti mientras estés a mi lado. Te amo ¡te amo con locura, mi Severus!
— No me perderás. Este anillo me ata a ti, en él llevas una parte de mi corazón, Harry, una parte que quiere estar contigo para siempre.
Harry se apoderó de la boca de Severus besándolo apasionado... y justo cuando creía que su vida estaría unida para siempre a la del hombre que amaba, entonces despertó.
Su respiración era jadeante, lloraba casi sin darse cuenta, era demasiado amargo tener esos sueños y luego despertar a la realidad, una realidad donde no había una promesa, no tenían un compromiso ni un proyecto juntos. Una realidad que odiaba.+o+o+o+o+o+o+o+o+o+o+o+o+
A pesar de que pasó el resto de la noche llorando en la oscuridad de la madrugada, Harry se esforzó por olvidarse de su amargura para no echar a perder el día más maravilloso en la vida de Hermione. Casi le alarmaba estarse acostumbrado demasiado a relegar tan fácilmente su tristeza a un rincón escondido en su alma y poder mostrarse ante el mundo con una sonrisa.
Logró que nadie sospechara que tras su máscara de radiante alegría aún sentía deseos de llorar como hacía mucho tiempo no le agobiaba. Harry fue el alma de la fiesta, accedía a conversar y bailar con quien se lo pedía, en verdad parecía que nada enturbiaba la vida del joven héroe.
La fiesta duró por horas, la noche cayó sin que nadie se mostrara cansado. Sólo Harry sentía que estaba a punto del colapso y aprovechó el momento en que la música se tornó en lentas baladas para ofrecerse de cuidar de Nathaniel y que Ron y Draco bailaran despreocupados.
Fue a sentarse junto con el niño en la misma banca de la noche anterior, desde ahí podía ver el lago y por el lado contrario, a las parejas que danzaban juntas. Sonrió feliz por sus amigos, Ron y Draco representaban una pareja sólida y enamorada, y Hermione y su ahora esposo Marcus eran la promesa de la felicidad que ella merecía.
— Quizá es que hice algo para yo no merecer una dicha como la de ellos. —suspiró acunando a Nathaniel que comenzaba a dormirse en sus brazos.
Esa tenía que ser la explicación. Miró al cielo preguntándose en dónde estaría Severus en ese momento, si pensaba en él aunque fuera ocasionalmente... si era feliz. Un amargo nudo en la garganta le recordó que lo más probable era que sí, Severus tenía que ser feliz lejos de él, de otro modo nada habría valido la pena.
Recorrió con la mirada la rivera del lago y fue entonces que descubrió una sombra perdiéndose entre los árboles. El corazón le retumbó con fuerza, sujetó a Nathaniel contra su pecho en un instinto protector y sin siquiera pensarlo sacó su varita. Su razonamiento le decía que estaba siendo paranoico, si había alguien ahí tenía que ser algún miembro de la seguridad contratada.
Pero de pronto esa sombra fue acercándose hasta tomar una forma definida que aceleró sus pulsaciones.
— Oh por Dios. —jadeó incrédulo.
Estaba a contraluz, no podía verle el rostro, pero reconocería ese cabello oscuro moviéndose al viento en la misma cadencia que lo hacía su oscura y larga capa.
Harry se puso de pie y entonces la sombra se detuvo.
— ¿Severus? —le llamó titubeante—. ¿Qué haces aquí?
El cuestionamiento de Harry pareció hacer cambiar de opinión al visitante pues salió corriendo en sentido contrario. Harry supo que no podía dejarlo ir, no lo pensó dos veces, dejó a Nathaniel en la banca y salió corriendo tras de él. Sin embargo, no tuvo suerte, parecía que Snape estaba decidido a huir.
Lo perdió de vista y la angustia le invadió. Su mente ya no quiso pensar en si era o no una buena decisión. Regresó corriendo a la banca donde el niño había despertado y miraba a su alrededor confundido. Apenas empezaba a sonreír al ver a su padrino acercarse cuando lo vio inclinarse hacia él y hacerle algo raro en la frente... y de pronto todo el mundo se volvió tenebroso.
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Ya no me ignores... suéñame
Fiksi PenggemarHarry y Severus creyeron que todo estaba perdido sin saber que aún había verdades ocultas tras las nubes del olvido y que podían cambiar el rumbo de su historia de amor. Continuación de "Ya no me ignores" Snarry