Mi alma está en paz,
he podido despertar de la horrible pesadilla,
de la creí que jamás podrá escapar,
pero la herida aun sangra,
sangra porque no se puede curar.
Solo puedo anestesiar,
fundirme en el hermoso sueño,
que tu presencia me regala,
algo en que creer,
algo bueno y puro,
algo sincero y verdadero,
algo que hace que merezca la pena vivir,
que da un motivo para el camino seguir.
Pero ahora quiero frenar,
ir un poco más lento,
intentar atrapar este sentimiento,
todo el tiempo del que sea capaz.
Porque si te vuelvo a perder,
me espera una inmensa soledad,
el resultado de una insana obsesión,
que no puedo parar,
porque tú eres mi vida,
la alegría de mis días,
y después de ti no existe nada.