Otra vez que quiero olvidar y no recuerdo cómo hacerlo,
otra vez que lloro lágrimas de sangre por su ausencia,
otra vez que me siento vacía, un vacío que nada llena,
otra vez me perdí en las tinieblas de mi propia mente.
¿Que hice? ¿Dónde caí tan bajo para perder su favor?
¿Por qué no me deja morir como le suplique tantas veces?
Otra vez que el mundo me parece un lugar extraño,
otra vez que no consigo articular dos palabras que tengan sentido,
otra vez que mis pensamientos van tan deprisa que me cuesta,
me pesa porque la realidad se presenta ante mí,
extraña como si me gritara que yo no pertenezco aquí,
y en el fondo sé que así, pero tampoco tengo a donde ir.
No hay un lugar en esta tierra en el que yo pueda encontrar lo que perdí,
mi primer mundo me expulso arrancándome de el,
y este parece impasible ante mi sufrimiento.
Otra vez que quiero entender y no puedo,
otra vez que no encuentro el camino a casa,
otra vez que me pregunto si ese hogar que creí conocer es real.
¿Alguien puede escucharme?
¿Hay alguna manera de dejar de sufrir?
Encontré un regalo, una gracia que nunca imagine,
pero se ha disipado, dejándome otra vez en el vacío.
¿Volverá pronto? ¿Podre esperar a que vuelva?
¿Podre soportar que me vuelva a abandonar?
¿En qué punto es coherente lo que digo, hago y pienso?
¿Me estaré volviendo loca, o quizás ya lo estoy?
Si el nuevo amanecer me trae su presencia,
le recibiré con una alegría inmensa,
mas no podre dejar de pensar que un día se marchó sin avisar,
que a veces lo hace y yo me siento tan perdida,
no puedo negarme a él porque es lo único que da sentido a mi vida,
pero es el mismo quien me la quita.
