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─ ARLOTTE ─

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ARLOTTE

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Desde que puse un pie dentro de mi habitación no he hecho nada más que dormir en todo el día. Papá me dio un día de descanso para quedarme en casa y no obligarme a salir para no estar -según él- todo el día deprimida sin salir a ningún lado.

No tenía fuerzas siquiera para probar bocado en todo el día. Mi estómago solo había recibido comida en la mañana, unos cuantos pedazos de hot cakes que Emily me sirvió. Aunque no lo parecía eso era más suficiente para soportar el día, no estaba bien, pero mi apetito se esfumo desde hace meses.

Algo, muy profundo, en mi ser creía que haber visto a Embry me iba a levantar el ánimo, pero parece que fue todo lo contrarió.

Justo ahora comenzaba a maldecir mi personalidad orgullosa y obstinada que tenía. Me negaba a perdonar a Embry, y me dolía verlo alejarse de mí cuando lo rechaza. Quería dejar de lado todo y perdonarlo, y como si nada hubiera pasado, besarlo y decirle lo mucho que lo amo. Pero, no. Charlotte Swan tenía que ser orgullosa.

Envidiaba a mi hermana en ese aspecto. Parecía que a ella no le daba importancia al humillarse con tal de estar con la persona que ama. Porque si de algo estaba segura, era que Bella, en cuanto viera a Edward, iría a sus brazos como si nada hubiera ocurrido. Y sí eso llegara a pasar, le daría un golpe por ilusionar a Jacob.

Bella se lanzaría a Edward pidiendo perdón. Mientras yo espero a que Embry me pida perdón de rodillas. Dos cosas totalmente distintas.

El sonido de la puerta principal me despertó de golpe. Abrí mis ojos observando el sol ocultarse entre la lejanía. Me sorprendí ante eso, pues significaba que me había dormido casi todo el día. Se supone que me duermo por que estoy cansada, pero me levanto mucho más cansada.

Solté un leve suspiró para levantarme de mi cama deshaciendo las sábanas de mi cuerpo. En cuanto me puse de pie mis ojos cayeron en mi reflejo en el espejo de mi tocador que estaba al frente de mi cama. Mi piel estaba más pálida que la de mi hermana -sí es que era posible- y notaba como está asfixiaba mis huesos indicando la falta de peso. Mi ojos eran adornados con unas grandes ojeras que hacían juego con mis labios partidos y secos. Mi cabello, que era brillante y sedoso, ahora parecía un nido de pajaros.

𝐀𝐋𝐖𝐀𝐘𝐒 𝐓𝐎𝐆𝐄𝐓𝐇𝐄𝐑 ┆Embry CallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora