- Parte IV : Barker -

11 2 22
                                    


 Una figura alta, hermosa y masculina se veía en el balcón de una estructura lejana, no podía distinguirlo por completo pero sentía que estaba mirando a Lucifer, ¿Cómo has caído desde el cielo, brillante estrella, hijo de la Aurora?

"—El Diablo ha descendido hacia vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo — cerró la hermana la biblia en apocalipsis — Ustedes serán seducidas por muchas personas, por muchas cosas, por mucho. Y así como las actividades más atractivas son más inadecuadas, los hombres más hermosos son los más peligrosos—"

De ser cierto, el hombre que se encontraba en el balcón debe ser un gran peligro. Me regañé mentalmente y bajé la cabeza cuando caí en cuenta de lo que sucedía, cuando me informé a mí misma que ése era....

—¡Oh, San Rafael arcángel! —me persigné aceleradamente — Iluminad mi entendimiento para que conozca claramente mis pecados. Fortaleced mi voluntad para aborrecer mis pecados y arrepentirme de todos ellos...— empecé a mascullar muy bajito y dentro de mi boca, las chicas me estaban mirando muy disimuladamente, pero Brenda volteó a verme ubicando su figura delante de mi.

— ¿Qué tienes? — Preguntó preocupada, se detuvo y buscó mi mirada

— Oh María, Madre de los dolores... — me detuve y la miré fijamente — lo siento. Yo... Dios... Creo que he pecado, Brenda.

— Ya, ya... — Brenda acarició suavemente mi hombro, no le dije más en referencia a lo que ví, y sin saberlo había visto en tan poco tiempo a quien no tenía permitido siquiera pensar.

— Mea Culpa — susurré para mí más que para nadie y me dejé llevar.

El lugar era definitivamente un castillo, había tal cantidad de gradas y puertas que pensé que debía estudiar realmente duro para no confundirme en todo momento con lo que estaba en el lugar. Las demás fueron hacia distintas ubicaciones, pero Brenda me acompañó hacia una de las escaleras, y ahí a una de las puertas, perfectas y blancas.

— Puedes llamarme Bren — aclaró al entrar. En ese lugar ya se encontraban mis cosas, reaccioné sorprendida por las dimensiones, aparentemente tenía para mí sola el mismo espacio que en el hogar teníamos para por lo menos media docena de personas.

— Gracias — asentí con la cabeza — Beth, no es diminutivo — aclaré cortésmente. Bren se levantó y extendió una de sus manos antes de empezar a caminar. Cuando le extendí la mano, me dio un ligero apretón y abrió una puerta dentro de mi habitación

— Tu baño es solo tuyo pero a veces compartimos — rió suavemente en su caminata — tú sabes, los gitanos no estamos acostumbrados a estos lujos, preferimos la cercanía. Tampoco algunos judíos. Tampoco Barbs— sentía que algo había que me estaba costando comprender, pero por otro lado, también sentía que había estado ahí menos de diez minutos, no tenía que hacerme ideas locas en referencia a cosas que aún no comprendía.

— ¿Dónde tienen la capilla o el confesionario? — Pregunté acercándome a ella. La tenía de la mano.

— Oh, no, los Barker no tienen ni capilla ni confesionario. Si te sirve, hay una Biblia Católica, un Corán, una Torá y una Tipitaka en un lugar por la casa, pero creo que deberías pedir permiso — me abrazó con su mano libre y apoyó su mejilla en mi frente — no es muy bueno que vayas soltando tus pecados o negándolos. Aquí no se restringen... Se premian, por mucho que lo quieran negar.

— ¿Quiénes lo quieren negar? — pregunté trémula. Su cercanía me incomodaba levemente, sentía su respiración en mi cabello.

— Barker, por supuesto. — Contestó con naturalidad. Después de besar suavemente mi frente, soltó mi mano y se alejó. — Por favor, ponte cómoda, date un baño, y agarra tu libreta. Debes saber qué usar y cómo usarlo. si no tienes ropa adecuada, Madame se encargará de que alguien te ayude pero debes avisarnos. No usamos celulares durante el día, así que tendrás que salir a buscarnos, pero si prefieres te espero mientras te bañas — ofreció amablemente—.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 30, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

RaphaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora