𝐏𝐆-𝟏𝟑

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Tipo: AU escolar, comedia.
Clasificación: PG-13 (mayores de 13).
N° de palabras: 8077 (one-shot).
Publicación: O3/O9/2O22.

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A blowjob is better than no job
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Era un servicio fácil, rápido, y en una zona bastante segura en lo que a higiene respectaba. Él estaba decidido, se había aparecido en el local y como si fuese un cliente frecuente esperó a su tiempo para pasar al glory hole. Tal vez nunca se plantó con tanta determinación en un ambiente nuevo como aquel.

Entonces. ¿Por qué ahora temblaba como hojita al viento?

"¿Y bien?" pareció decir la mano que se asomaba por la perfecta circunferencia de la división del cuartito, con la palma extendida y moviendo hacia adentro los dedos un par de veces. "No tengo todo el día."

Badd empezó a palmarse el pantalón en todas direcciones, reaccionó al fin, mas dio la mala impresión de responderle "No traje nada". Sí que trajo, pero no recordaba en cuál bolsillo. Apenas lo sacó se lo dio todo sin contar, pues creía que tenía más o menos la plata a mano. Corrección, lo sabía, si estuvo planeando una semana entera su arribo al local. Como si fuese alguna clase de trampa para osos, los dedos fantasmas agarraron los billetes y los hicieron desaparecer. No volvieron a emerger, al parecer pagó lo necesario y ahora tocaba... lo demás.

Tragó saliva y lo envolvió un silencio pesado que nadie iba a cortar porque a nadie le importaba. Miró a su alrededor, lo perseguía la nula posibilidad de tener un testigo, y se encontró con las dimensiones estrechas del cuarto. Bajó hacia sí mismo, abochornado con la inyección repentina de adrenalina que le dio entrar y el morbo de tener los pantalones en llamas en esta situación. Por primera vez en su vida le delegaría el trabajo a alguien más.

Con dedos torpes y nerviosos se desajustó el cinturón del gakuran, abrió el par de botones bajos de la faja que sostenía el pantalón y corrió del lugar el elástico del bóxer. Los nervios más bien eran asombro de lo alzado que lo tenía la sola idea de hacerlo. Iba a acercarse cuando escuchó un pshh-psshh que le hizo dar un respingo. No era difícil deducir que se trataba de un rociador para enjuagarse las manos. Acaso la persona atrás de la división lo hizo para dar seguridad, para apurarlo, o lo habría hecho igual en ese punto, fue un misterio.

El chico tomó aire y se lanzó por fin. La sugestión le hacía sentir que el aire del otro lado era distinto al del suyo, y que acababa de cometer un grave error. Casi tenía vergüenza de respirar.

Badd daba la impresión de explotar en cualquier momento, y aquello sería demasiado irónico contando lo que se animó a pagarle. Se sintió aterrorizado, no sabía de qué, se le erizaron lo vellos de la nuca y le recorrió un cosquilleo por la espalda. Le gustaba, le gustaba demasiado y... le aterraba. Una sensación indescriptible de acecho y deleite lo invadía, amenazaba con llenarle el cuerpo de más adrenalina hasta sobrepasarlo y postrarlo de rodillas ante el causante de ella.

Nunca había sentido algo así.

Y cuando se aflojó por completo, se dejó llevar, el servicio ya estaba acabando. No sólo no logró evitar gemidos, sino también dio la impresión de... ser un chico apurado. Abrió los ojos y respiró hondo, intentó retomar el aire. Al retirarse del hueco, la mano fantasma le ofreció papel higiénico. Enmudecido, Badd lo aceptó.

¿Era todo? ¿No había más?

Tragó saliva y por alguna razón se quedó unos segundos más de cara a la división, luego de abotonarse la faja. Del otro lado alguien se enjuagaba la boca ignorando su existencia. La porción de sombra que se divisaba gracias al hueco indicaba que se había levantado. Enarcó las cejas, confundido, con esa misma crisis existencial tras clavarse senda paja frente al ordenador. Vacío.

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