ANTEPONIÉNDOSE AL DESASTRE. LA CRISIS DEL DÍA 29.

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-¿Gray-sama está despierto?- pregunto delicadamente la maga de agua que se encontraba tumbada en un sillón del abandonado billar, junto a su querido Gray-sama. Y cuya única prenda era una manta que habían encontrado por ahí, claro está que el muchacho no la necesitaba.

No recibió respuesta y decidió no insistir, pues como no, llevaban ahí encerrados alrededor de un día y medio, obviamente el chico tenía que estar algo cansado.

Al igual que la mayoría de las veces cuando estaban juntos y con un buen juego en mente, se dejaron llevar por la pasión y sus deseos carnales.

Así que se dejó invadir por la pereza del momento y se acurruco bien sobre el chico, era obvio que ella más que nada atesoraba esos dulces momentos que compartía con el pelinegro, por instinto tomo su mano que la abrazaba y comenzó a jugar con su palma, entrelazo sus dedos levantando suavemente su mano para apreciar los anillos que ambos llevaban.

Desde el día que los compraron ninguno de los dos se los quito, eso era algo que en particular hacía sentir segura a Juvia.

-Tiene que ser especial para Gray-sama cierto...- susurro bajito.

Estaba inquieta desde hace varias horas, al contrario de lo que cualquiera pudo haber pensado, ella llevaba la cuenta exacta de los días que habían pasado del contrato, llevando 29 contados ya. (Si exactamente como un preso contando los días para salir de la cárcel LOL)

Solo un día más, ella sabía que era todo el tiempo que quedaba, y por alguna razón no estaba cien por cierto segura de lo que iba a pasar.

-Ah Gray-sama lo siento Juvia lo despertó- dijo la chica cuando sintió que el chico comenzaba a moverse.

-No fuiste tú no te preocupes...- dijo el secamente separándose de ella, al principio la dejo confundida pero vio como él salía rápidamente y lo dedujo, claro las necesidades fisiológicas son primero que nada.

Juvia se recargo pesadamente sobre el sillón y suspiro hondo, se dejó llevar unos segundos por la tranquilidad del momento y cerró los ojos. Sin querer se volvió a quedar dormida.

-¿Eh?- resonó bajito cuando sintió algo arriba de ella.

-Ya debemos irnos no hemos comido nada en todo el día- dijo él en tono autoritario, aunque lo que estaba haciendo no revelaba en lo más mínimo que tuviera ganas de irse.

-Gray-sama tiene razón, pero entonces porque está... ahh- gimió ella fogosamente.

Ganas de irse, eso era lo mínimo que quería, o al menos lo ocultaba muy bien ya que se encontraba ya bien acomodado arriba de la Loxar lamiendo su cuello con fogosidad.

Comenzó a manosearla de nuevo mientras hundía más su rostro en el cuello de la chica.

-Sera rápido...- susurro él.

-Si... Juvia se pregunta qué tan rápido- jadeo sensual para tentar a su amado, claro sabía que le encantaba que le hablara de esa forma.

-Bueno tal vez no tan rápido, pero solo no te muevas-

Y así lo hizo, como todo buen hombre dominar la situación era parte de su personalidad, mordisquear y marcar lo que era suyo siempre era un placer.

Desde su cuello hasta la hendidura de sus senos, hacerla jadear era ya como un vicio.

-Juvia piensa que ya es hora de irnos, todos deben estar preocupados- dijo ella entrecortadamente, sin embargo alzo la cabeza para darle a él tanto espacio como quisiera.

-Aja... solo un minuto más-

Si claro un minuto más, tardaron más que eso, quizá un par de horas, en las que ambos se dedicaron a abrazarse, besarse y entregar uno al otro ese placer del que tanto disfrutaban.

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