Capítulo treinta y nueve

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Año 2021

Antes de que pudiera ver finalizada la actuación de Suiza me llamaron para que terminara de prepararme antes de salir a escena, después de la actuación de Islandia.

No necesité ni dos minutos para retocarme el peinado y el maquillaje, el resto de minutos me dediqué a mirarme al espejo, a mentalizarme de que en unos minutos estaría cantando delante de toda Europa, no, delante de todo el mundo y que, tras eso, Antonia Pietro se arrepentiría toda su vida de haber pensado en mí para representar a España en Eurovisión.

Nada puede salir mal, todo está medido al milímetro, estaba más que preparada para todo el odio que me iba a caer en redes, estaba más que lista para dejar atrás España y comenzar mi nueva vida. Entonces, ¿por qué sentía que mi corazón iba a salirse del pecho? ¿por qué razón mis ojos estaban cristalizados? Miré repetidas veces la joya de mi bisabuela y me pregunté si ella también pensaría lo mismo cuando dejó atrás a su familia, todo su mundo para empezar desde cero, claro que estaría asustada, pero no miró atrás y contó con personas que la ayudaron, como yo, al fin y al cabo estoy destinada a ser igual que ella.

Mi silencio se vio interrumpido cuando vi abrirse la puerta del camerino detrás de mí, alcé un poco mi rostro para que mis lágrimas no salieran y cuando me volteé me encontré con la sonrisa de Damiano, una sonrisa que desaceleró mi corazón e hizo desaparecer mis lágrimas.

-No tengo mucho tiempo, lo sé-susurró sin que su sonrisa desapareciera-pero tenía que desearte suerte antes de que salgas a cantar

-Ya lo hiciste hace unos minutos-le recordé

-Necesitaba hacerlo a solas-me miró de arriba a abajo hasta detenerse en mis ojos-Nunca te había visto tan hermosa

-Déjate de piropos al estilo Ethan-respondí-Sé que tu cabeza piensa otra cosa, venga dilo

Damiano volvió a sonreír pícaramente, estaba dudando bastante, hasta que por fin lo dijo:

-Te habría quitado ese vestido y habría estado durante minutos repitiéndote lo preciosa que estabas, pero-miró su pulsera-no puede ser

En sus ojos vi la nostalgia de aquellos días en la casa Maneskin, donde componíamos por la mañana y nos queríamos por la noche de todas las maneras posibles. Lo que más añoraba de aquellas noches era cuando reposaba mi cabeza en su pecho y escuchaba los latidos de su acelerado corazón, su respiración profunda y cómo él me acariciaba cada mechón de mi larga melena castaña tan dulcemente hasta que me quedaba dormida.

Pequeños detalles que pueden ser un todo para una persona, era mi todo aunque siendo una adolescente no lo veía. Por eso me acerqué más a él y agarré su dedo meñique para después hundir mis labios en su dedo, ese gesto insignificante era su todo, su manera de decirme "te quiero" en silencio, sin que nadie sospechara. Era mi manera de decirle que mis sentimientos estaban ahí, que despertaron aquella noche y estaban tan vivos e indestructibles como el fuego.

El abrazo que me regaló después de aquel momento fue un alivio para ambos, ahora si que nos habíamos liberado de un peso que llevábamos cargando casi tres años y sabíamos que podíamos alcanzar ese objetivo con un esfuerzo de los dos. Parecía que el tiempo se había parado para todos menos para Damiano y para mí, acariciaba mi pelo mientras sus brazos me acogían en su pecho y los míos hacían lo mismo, besó mi cabeza para que después nuestras frentes se quedaran pegadas y nuestros ojos se mirasen mientras posaba mis diminutas manos en sus mejillas.

No hacía falta que nos dijéramos nada, entendíamos perfectamente lo que debíamos hacer, no hizo falta que volviera a mirar esa pulsera para saber que estábamos haciendo un gran esfuerzo para que nuestros amigos no tuvieran que sufrir más por nosotros. Mi mente también pensó en mi hermano y mi mejor amigo, que también estuvieron ahí en todo momento para darme un hombro en el que llorar y una sonrisa para quitarme de las preocupaciones y alejarme del dolor, por ellos también iba a luchar.

Un toque en la puerta me indicó que debía salir al escenario y en estos momentos lo que quería era quedarme ahí, con él, despojarme de ese vestido y que me dijera "te quiero" tantas veces que quedara grabado en cada parte de mi cuerpo y de mi alma, mandar a la mierda mi actuación y salir con ellos al escenario, con mi violín y cantar "Zitti e Buoni" a todo pulmón mientras toda Europa quedaba perpleja. No sería así, no podía dejar mi plan y eso lo comprendió Damiano cuando depositó un beso largo, cálido y dulce en mi frente antes de irme.

La canción que me legó Blas ahora tenía todo el sentido para mi, me dio igual la horrenda luna gigante tras mis espaldas, mis ojos cristalizados y mis sentimientos le dieron la emoción que le faltaba. El mundo entero veía como aguantaba de mil maneras posibles que no se trabara mi voz y mis lágrimas no salieran disparadas, cuando llegó el momento del solo pude ver varias caras entre el público que ya lloraban por mi, sentían por mí. Aunque oficialmente era una oda a las personas que perdieron la vida por culpa del covid, esta canción iba mucho más allá y podía significar cualquier cosa, eso lo supo ver el público y seguramente Damiano.

Rotterdam aplaudió y vitoreó mi actuación, fue entonces cuando me arrodillé en el escenario, con mi violín en mi mano izquierda mientras la derecha tapaba mi boca y dejaba que mis lágrimas saliesen. En menos de unos minutos toda Europa creería saber porque la representante española lloró tras acabar su canción.

Creí que estaría sola en mi camerino, pero Thomas esperaba en la puerta impaciente por abrazarme nada más verme, me ofreció un pañuelo para limpiar los restos de maquillaje y también una botella de agua para hidratarme.

-Nunca te había escuchado cantar con tanta emoción-me alagó-A todos se nos salieron las lágrimas, Fede dijo que España estaba subiendo puestos en las casas de apuestas

-No me fio en absoluto en las casas de apuesta-respondí tras beberme la mitad de la botella de agua-Pero sé que pronto las redes sociales arderán en contra de mi delegación y sabrán de dónde vinieron esas lágrimas

-Yo sé de dónde vienen, y no es por el video que nos ha enseñado Fede hace un rato-contestó haciendo que el asombro me invadiera-En ese escenario has llorado por Damiano, lo vi en tus ojos, estás completamente enamorada de él-confesó dejando que sus ojos se humedecieron-él entendió cada letra y cada expresión, al igual que yo...

Thomas calló por unos segundos, respiró hondo y dirigió su vista hacia mi pacto con Damiano, el pacto que ya conocía desde ayer, el pacto que le permitiría tener un par de horas de sueño por las noches sin pensar en mi bienestar y en el de su mejor amigo. Volvió a fijar su vista en mí y posó sus manos sobre mis hombros, decidido a finalizar su diálogo y a que yo lo escuchara atentamente:

-Lo conseguireis, tarde o temprano, pero lo conseguireis

Abbiamo Vent'anni - ManeskinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora