15 de agosto

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La mentira es más grande de lo te puedes imaginar pero de alguno momento la verdad siempre busca salir y mostrarse...

Hoy fue un día monótono en el trabajo, sin novedad, mis compañeros esta preocupados por mí lo sé porque me hicieron una pequeña intervención decían comprender por lo que estoy pasando, una perdida siempre es dolorosa dijeron, pero yo no he perdido nada.

Me hablaban de ella en la intervención, pero no entiendo porque conmigo, ella trabajaba al igual que yo en ese edificio, otra oficina, otro cargo, otras metas, la misma corporación, ella había entrado en el corazón de todos no solo en el mío, mientras hablan y balbucean y Cristina llora me es inevitable recordarla, cuando nos reuníamos en esa misma sala ella siempre sacaba una sonrisa a todos, sus comentarios ácidos, sarcásticos nos fascinaban poseía mucho conocimiento de cultura, siempre nos entretenía con un dato interésate, la puedo imaginar ahí parada con sus zapatos deportivos, su camisa azul metida en su pantalón de jean celeste, su cabello marrón más abajo de los hombros casi ondulado natural, sus labios con un ligero brillo del labial que solía usar, con sus lentes sin marco que dejaban ver sus ojos negros, no temía hacer el ridículo en frente de nosotros, era un privilegio poder verla y oírla pues ella era muy reservada ese lado tan travieso solo había sido visto por unos cuantos entre ellos yo, en un momento a otro recuerdo su risa incontrolable y contagiosa hubiera hecho reír hasta a un condenado a muerte, me saca una sonrisa inesperada, los demás me miran, había ignorado por completo que ellos estaban ahí hablando, hablaban de lo triste que había para ellos enterarse de la noticia, si pudiera describir la cara de espanto de los presentes, un tema tan delicado y yo casi me rio, sorpresa ahora creen que en serio estoy loco.

Les he tratado de explicar que yo en verdad no sabía de ella, insisten en que es bueno mostrar mi sentimientos, supongo que piensan en eso porque no llore como Cristina, no me sobresalte como Cristhoper, no me derrumbe como nuestras finanzas, hasta el jefe lloro, tuvieron su cierre, la dejaron y ahora tienen la obligación de difundir la palabra en la oficina de cómo superar el duelo, pero yo no siento nada; aunque me hubiera gustado no sonreír en ese momento.

El crepúsculo me encanta, no sé si me gusta porque el sol se va y veo las estrellas o porque estaré solo en la oscuridad una vez más...

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora