5. Él nunca llegó.

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[Lunes 15 de enero, 3:11 p.m, 2018, Estados Unidos, Washington Seattle]

Pov's Richard.

No tenía muy bien la noción del tiempo, pero gracias al clima y al cielo, supuse que eran las tres de la tarde.

Es mentira, sólo es una suposición.

No sabía ni qué hora era, pero estaba muy seguro que ya no era mañana y que había pasado más de una hora en el cuarto de detención.

Quería salir, lo tenía que hacer, pero siempre que me acercaba a la puerta me daba miedo y retrocedía como cobarde. Hasta que por fin tuve que poner el asunto serio y volví a aquella puerta.

Me fui levantando poco a poco del suelo en donde estaba sentado, acercándome a la puerta, mis pasos eran lentos y silenciosos. Aunque por más tranquilo se noten los pasillos, puede haber un asesino de niños afuera y ni cuenta te podrás dar.

Estaba apunto de agarrar aquella manilla de la puerta, pero el sonido del timbre de la escuela me hizo interrumpir mi acción, dejándome asustado y retroceder.

[ Reproducir Lights Are On - Tom Rosenthal, para une mejor experiencia en la lectura ]

Era extraño, el único que puede hacer sonar el timbre son los horarios ya programados, excepto que el asesino esté en la oficina de director. Puede ser una probabilidad.

Y las bocinas de los pasillos sonaron.

-- ¡Ey! ¿Cómo están? -- dijo con una voz animada -- Sólo quería saludarlos y saber cómo estaban. Si es que el fuego no se los traga -- apagó el micrófono haciendo un ruido agudo por estos.

¿"Si es que el fuego no se los traga"?

Estaba extrañado, iba a abrir la puerta, pero tal vez y él estaría por ahí, tal vez y eso fue un trampa para mí o para los demás, quienes espero que no caigan.

De repente olí olor a humo, comencé a toser, cada vez era más fuerte. Era un incendio, y comenzaba en la misma habitación que yo.

El fuego se fue extendiendo, así quemando los pupitres, y yendo por las paredes, cada vez se extendía más rápido, y quedarme sentado en una esquina no me iba a ayudar si no quería morir.

Fui inmediatamente a la puerta sin pensarlo dos veces, pero esta no se abría, y entré en pánico.

Cada vez se me dificultaba respirar y tosía constantemente, mi vista se iba nublando cada vez más. Estaba entrando en desesperación.

-- ¿Todo bien, Rich? -- esa voz detrás de la puerta me espantó, por impulso me alejé de la puerta, casi hasta caer al fuego, por suerte no fue así y mantuve mi equilibrio.

-- ¡Déjame salir! -- dije mientras tapaba mi nariz y boca tosiendo cada vez mas frecuente.

Él no dijo nada. Yo intentaba patear la puerta pero no pasaba nada, entonces supe que él mantenía la puerta cerrada del otro lado.

Me giré rápidamente a ver las ventanas, pero recordé que estaba selladas, las únicas dos de mis posibles salidas estaban cerradas.

Entonces supe que ya no tenía salida.

Pateé con mis pocas fuerzas aquella puerta mientras oía esa risa, se escuchaba como disfrutaba hacer esto, jodemos la vida a los que menos tenemos culpa.

-- ¡Déjame salir! ¡Por favor! -- suplicaba cada vez más fuerte aunque no sirviera de nada, su risa aún se oía, ya no podía hacer más nada.

Aunque no sentía las piernas ni brazos, no me iba a rendir, iba a estar hasta los últimos de minutos tratando de abrir esa maldita puerta por más que me cueste. Necesitaba salir de aquí.

𝐈𝐭 𝐡𝐚𝐬 𝐛𝐞𝐞𝐧 𝐜𝐥𝐨𝐬𝐞𝐝. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora