Minho es el alfa en un grupo de hombres lobos, salvaje, hermoso y varonil hombre.
Para su manada lo mejor es que se casé con uno de su clan, pero todo cambia cuando conoce a Felix. Un vampiro de sangre pura, delicado, educado y hermoso.
Que lo caut...
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Para los vampiros el linaje y la sangre pura es lo único que les importa.
Eso es lo que preocupa a Felix, su vientre se había comenzado a notarse más de lo que él quisiera. Su hermano le enviaba información de todo. No existía aún una fecha para la reunión de los clanes, por lo cual sabiendo que había familias desprotegidas, mando pequeñas cajas con bolsas de sangre, que estaban siendo donadas por algunos humanos que seguían apoyando el contrato de paz entre los clanes, el cual parecía que poco a poco comenzaba a disolverse.
Por su parte Felix estaba bebiendo la sangre, pero esta parecía no aportarle los nutrientes que necesitaba en su estado de gestación. Su piel había comenzado a notarse más blanca de lo que ya era, estaba más delgado, haciéndose notar sus huesos y lo único que parecía redondo y gordo era su pequeño vientre abultado.
—¿Por qué sigo teniendo tanta hambre? —musitó mientras miraba su vientre —¿Dime que quieres?
La sed llegó como una ola que golpea el muelle con fuerza, esa sed que había olvidado.
Su garganta se secó, por más que tomo agua y sangre, no se calmó. El pequeño dentro del vientre crecía de manera anormal, ahora que esa sed estaba ahí, el pequeño comenzó a moverse de manera que aquello le causaba dolor a su padre.
—Bien, pequeño ya sé que quieres, pero tienes que cooperar, ir a ver a tu padre es peligroso. Por lo que necesito que te quedes quieto para que yo pueda ir hacia donde está él. —pronunció mientras acomodaba su ropa, la cual estaba comenzando apretarle, por lo cual dejaba desabrochado el pantalón.
Se colocó un saco largo que cubría su cuerpo, ahora sentía que el aire frío le dolía en la piel, después se puso una capa con capucha. Miro a los alrededores, salió de su habitación que casi nunca hacía, recorrió los pasillos para llegar a la puerta donde le indico a los vampiros que la cuidaban que le permitieran salir, puesto tenía un asunto importante que atender y así lo hicieron.
El frío golpeó su rostro calando en su piel, dio un suspiro y comenzó a caminar. El pequeño dentro de él, parecía saber qué pasaba y se quedó quieto.
Mientras caminaba el humo caliente salía de su boca, haciendo contraste con el frío de aquel día, la nieve comenzaba a caer. Con la condición de vampiro y sobre todo siendo puro, jamás le dio importancia aquellos cambios de clima, pero esta vez pareciera que su cuerpo estuviera débil.
Comenzó avanzar de manera casi errática, aunque cuidaba de su vientre, su cuerpo débil se sentía ansioso y desesperado, mientras se hundía más y más en el espeso bosque.
En un instante una sombra apareció, haciéndolo detenerse, para proteger su vientre, el cual abrazó con una mano y con la otra saca una pequeña navaja, estaba débil y desprotegido pero dispuesto a dar todo por proteger al pequeño dentro de él.
—¿Quién es? —preguntó fríamente. Intentando ocultar el miedo dentro de él
—Oh mi querido Felix, ¿Qué has hecho? —el tono de su voz es irónico y frío.
