capítulo 2

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EYL

Después de dos ruidosas horas, al fin habíamos llegado al aeropuerto de Nápoles.

Mi plan era pillar un taxi para dirigirme al centro de la ciudad y allí ya ver que hacer, pero tenía un problema, no sabía ni hablar italiano, ni como coger un taxi desde allí, así que me límite a seguir a la gente que seguramente iban dirección a la salida.

Mi intuición no se equivocaba, después de un rato estábamos en la salida y justo vi un sitio de estos de información, pero ni siquiera necesite ir porque acababa de aparcar un taxi delante mio.

Me apresure ha hacerle señas al taxista para no perder ese taxi, entonces el chico que lo conducía, bajo la ventanilla y dijo.

- Cosa vuoi?

- I want to go to the center of Napoles, please.

- ¿Tu no eres ni italiana ni inglesa no?

Pues no, ni italiana ni inglesa. Me molestó un poco que tanto se notara mi acento español porque llevaba bastante tiempo dando clases de inglés.

- No, soy de Girona.

- Sabía que eras de algún sitio de España, se te nota al hablar. Bueno, da igual ¿dónde me has dicho que quería que te llevará?

- Al centro de Nápoles, porfavor. - dije, pero esta vez más cortante.

Empezó a conducir y se hizo un silencio incómodo, de todas formas me encantaba analizar los paisajes cuando iba en coche osea que no me importó, entonces, volvió ha hablar.

- ¿Y bueno, que te trae por Italia?

A pesar de no tener ganas de hablar con alguien en ese momento, intenté responder de una manera amable porque ese chico no merecía que le hablaran mal.

- He venido a pasar unos días de vacaciones.

Antes de responderme, se giro y me miro. Hasta ese instante no me había fijado en lo guapo que era, tenía las facciones de la cara muy marcadas y el pelo ondulado y despeinado, pero sin duda eso no fue lo que hizo que me quedará pasmada mirándolo, sino que fue su mirada. Nunca había notado algo igual con alguien, sentí como esas chispas que describen en las películas cursis y también muchas mariposas revoloteando por mi me estómago.
Me volvió a preguntar algo y en ese momento volví a conectar con el mundo.

- ¿Tu sola?

- Eeh, si bueno, los últimos meses de mi vida no han sido muy buenos que digamos y mi psicóloga me dijo que quizás viajar sola me ayudaba a encontrarme a mi misma. Pero quizás lo hice con demasiada prisa y ahora en pleno agosto no tengo hotel para alojarme y seguramente este todo pillado.

No se porque lo hice, fue un impulso que tuve, pero sin duda, ahora no me parecía una muy buena idea la decisión que había tomado de venir así de imprevisto sin planificar nada.

- Bueno, por el hotel no te preocupes, mi casa esta a una hora de aquí, vivo en Positano. Así que cuando te deje en Nápoles, te doy mi número de teléfono y cualquier cosa me llamas.

Asentí con la cabeza y volvimos a quedarnos en silencio. Esta vez estuvimos callados hasta llegar, y por suerte, ese silencio no había sido tan incómodo como el anterior.

Al bajar cogí la mochila, que la había dejado en la parte de atrás del coche, intercambiamos teléfonos y le pagué, aunque no aceptó mi dinero.
Me despedí de él con la mano, aunque me habría gustado estar un rato más en el taxi, porque por extraño que pareciera, me sentía segura allí dentro, quizás por el motivo de que esa noche posiblemente dormiría en la calle o quizás no, quizás era porque me sentía segura con él.

No sabía su nombre y él tampoco el mío, lo tenía agregado como el chico del taxi, pero me moría de ganas de pulsar la tecla de llamar y descubrir más cosas sobre él, cosa que no había querido hacer desde hacía mucho tiempo con nadie.

- Buon viaggio bella! - dijo él cuando me estaba yendo dirección al centro de la plaza para pensar en que podía hacer una vez allí.

Me hizo sonrojarme, pero me hice la loca, como si no hubiera escuchado nada, quizás para de alguna manera hacerme interesante ante sus ojos color esmeralda.

todas esas cosas que no llegué a decirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora