capítulo 4

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EYL

Me planté en medio de esa plaza para pensar en que podía hacer, cuando me empezó a rugir el estómago.
Tenía hambre, llevaba sin comer desde la noche anterior, así que me puse a buscar restaurantes que estuvieran cerca de donde estaba, que tuvieran comentarios buenos y un precio tirando a bajo porque no era para nada millonaria.

Encontré una pizzería a tres minutos andando que la recomendaban justo por lo que buscaba, buena calidad y buen precio, el problema de ese local es que sólo hacían comida para llevar así que bueno, comería la pizza donde pudiese.

Me pedí una hawaiana y en ese momento vino el taxista a mi cabeza, ¿le gustaría ese tipo de pizza criticada por tantísima gente?
Ojalá le gustara, porque era mi favorita pensó mi subconsciente.
No sabía porque había venido esa duda a mi cabeza, ni siquiera lo conocía a ese chico.

Buscando un banco para sentarme y comer la pizza, me encontré con una zona de picnic.
Decidí en vez de comer en una de las mesas, comer sentada en la hierba mirando hacía el río que tenía delante.

Después de comer, pensé en que sería una buena idea buscar un hotel o algún lugar para mínimo alojarme esa noche, como me quedaba poca batería y no quería desaprovecharla por sí un caso, me dediqué a andar por las calles de Nápoles, adentrándome en las tiendas si alguna me gustaba y entrando en todos los hoteles que veía para preguntar por pasar una noche y también por su precio.

Pasada media hora había preguntado en tres sitios y estaba agotada de no encontrar nada.
Se que pensareis que tres sitios es muy poco, pero para mí no haber encontrado ya una habitación, me ponía de los nervios...

Al ver una librería, decidí parar un rato, relajarme viendo libros, y después seguir buscando hotel, porque solo eran las cuatro.
Al entrar, me extraño ver todo en italiano, pero claro, estábamos en Italia, no iban a estar los libros en español o en catalán, era lógico.
Miré un poco rápido al no ver nada que entendiera y vi una estantería llena de libros en inglés.

Bingo, ¡eso si que lo entendía!

Me dispuse a mirar un rato corto porque quería seguir buscando sitio para dormir, pero quería comprarme un libro antes de irme.
Estaba entre "the love hypotesis" o alguno de Colleen Hoover, pero como ya había leído "verity" e "it ends with us" de Colleen, me compré el de "the love hypotesis", ya lo leería, a ver si era tan guay como lo pintaban por internet.

***

Se hicieron las siete de la tarde, había estado buscando por unas tres horas una habitación y nada, solo una suit de un hotel de cinco estrellas, pero lógicamente eso no podía permitirme lo.
Comencé a frustrarme más y más, empezaba a oscurecer y cada vez había menos gente en la calle.

Me senté en las escaleras de un edificio para intentar tranquilizarme, porque me estaba poniendo muy nerviosa y eso no me gustaba nada, porque no quería ni dormir en la calle, ni sufrir uno de mis ataques de ansiedad.

Entonces vino, empecé a temblar muchísimo y a llorar descontroladamente.
No podía parar, simplemente vino todo, los recuerdos que aún tenía de lo sucedido, el chasco de lo de la habitación, todo lo que había estado guardando días y días, porque no me permitía llorar demasiado, pero ahora no era como siempre que podía guardarme lo, ahora había salido todo disparado, como una bomba que acababa de explotar.

Pude haber llamado a mi psicóloga, que sin duda ella me habría cogido el teléfono y quizás me hubiese ayudado a tranquilizarme como me enseñaba en las consultas por sí un día ella no podía estar, pero no.

No la llamé a ella.

En ese mal momento que estaba pasando, pensé en el chico de los ojos de color esmeralda y aunque no quería molestarlo y menos porque eran ya las ocho de la noche, lo hice, porque me veía tan pérdida en ese momento que necesitaba a alguien que no conociera mi historia, a alguien quien sabia que no preguntaría, simplemente vendría, o eso suponía, así que marque su teléfono, él no, ya lo tenía.

Le llamé, le mandé mi ubicación y esperé sentada donde estaba, poco a poco pude ir controlando me, pero dudaba que no se notará, porque llevaba mucho tiempo llorando.

Entonces lo vi de lejos, tenía una moto a parte del taxi y se acercó corriendo.

No hizo falta que le dijese nada, simplemente me cogió me llevo hasta la moto, me puso el casco, me subió y me dijo que llorara, que lo soltara todo, que él no me iba a juzgar y que a veces simplemente necesitamos sacarlo todo de alguna manera.

Me sorprendió lo que me dijo, eso era lo que esperaba que me dijese la gente cuando estaba pasando ese tipo de situaciones, no un simple tranquila no pasa nada es solo un ataque y me sorprendió por el motivo de que cuando la gente sabe mucho sobre un tema o es porque lo ha estudiado o porque lo ha vivido en primera persona, y dudaba que lo hubiera estudiado.

Se me encogió el corazón al pensar en lo que podía haber sufrido.

Lloré durante un rato, hasta que sentí que mis lágrimas se habían agotado y que sólo tenía un vacío en el alma.
Entonces le dije.

- Gracias, y perdón por haberte llamado en estas circunstancias.

- No me des las gracias, me hubiese gustado que alguien hubiera hecho esto por mi cuando pase por mi peor momento, es lo mínimo que podía hacer.

Así que sí que le había pasado algo, supuse que fuerte por como lo contaba, por eso entendía tan bien como tratar con ese tema y sabía como ayudar.
Me supo mal, pero también me alegro no encontrarme tan sola en ese momento cuando lo llevaba tiempo sintiendo.

Llegamos a su casa, que por cierto, menuda casa tenía, y me dijo que podía dormir en su cama.

No había cenado nada, pero tampoco me apetecía, así que me puse el pijama y me tendí en la cama. Me fije en que tenía empezado el libro "las alas de Sophie", adoraba a Alice, era mi escritora favorita ¡y él la leía!

Vino a cerrarme la luz, y a desearme las buenas noches, que esperaba tenerlas, porque había sido un día de lo más agotador.

Me supo muy mal haberlo llamado y literalmente, estar en su casa, durmiendo en su habitación, así que esperaba no ser una carga para él.

Pensando en todo esto acabe sumida en un sueño muy profundo.

todas esas cosas que no llegué a decirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora